¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
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¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
PRIMERA TRAMA GLOBAL
hora: 21 Horas | Treintaavo Aniversario del Club Velvet 69 | Cualquiera que pueda y deba participar
¡Helsinki. ¡Eliseo o Infierno?!
Helsinki es fría, en todos los sentidos de la palabra, pero no por eso, la capital de la nórdica Finlandia deja de tener un encanto especial, uno muy particular. Sus curiosas y brillantes noches de verano, sus cafés al aire libre y sus espectáculos de luz están atrayendo últimamente a muchos turistas.
La mejor época para disfrutar de la capital finesa es durante los meses de verano, julio y agosto, cuando el sol se posa en el cielo durante la mayor parte del día y de la noche. Es también la mejor época para disfrutar de sus mercados y sus terrazas al aire libre. En Helsinki disfrutaréis mucho los amantes de la naturaleza. La ciudad tiene una gran cantidad de parques y rutas en bici, además de galerías y museos, y una buena selección de lugares para salir de noche. Tiene unos 450 años, y nos recibe con sus limpias avenidas, bordeadas de edificios de arquitectura gótica y art deco. Todo encaja con la naturaleza. Parques llenos de árboles, flores, liebres, faisanes y hasta algún alce espiando a la multitud. Todo ello rodeado por las frías y cristalinas aguas del Báltico.
Una ciudad magnifica, con características físico-geográficas grandiosas, tan majestuosa que es increíble que pueda acoger otra cosa. Si, la ciudad es la cuna de la trata de personas, que trae consigo los peores crímenes que se puedan concebir en una sociedad: Tráfico de drogas, prostitución, esclavitud moderna, y en los peores casos, baños de sangre que tiñen las paradisiacas calles de la capital de un rojo pasional, un rojo carmesí.
Detrás del tráfico de drogas hay víctimas invisibles de la violencia sexual. Sí, la esclavitud sí existe. A principios del primer cuarto del Siglo XXI, un fenómeno contra la libertad y la dignidad del ser humano sigue latente en dimensiones aún no identificadas ni con estadísticas confiables. Se dice que actualmente unos 23 millones de seres humanos son esclavos en todo el mundo. Se preguntarán ¿cómo así que hoy hay esclavitud ? ¡Pues sí! La esclavitud en el siglo XXI, conocida actualmente como la trata de personas, es la peor forma en la que un ser humano puede ser reducido en objeto comercial mediante diversas formas: la explotación de la prostitución ajena en adultos, la explotación sexual en niños y adolescentes, el trabajo forzado y el reclutamiento forzado. ¿Dónde puede suceder algo tan doloroso? ¿En la India, en Moldavia, quizás en Guinea Ecuatorial? Allá sucede, pero aquí también. En nuestro país la esclavitud existe y la cuna de esta es nuestra amada Helsinki.
Bajo las sombras y tinieblas del Velvet 69 los más viles crímenes perpetrados por humanos se están librando, estos bajo el amparo de los dueños y socios del lugar, una mujer y cuatro hombres con una inteligencia y astucia solemne que pueden enredar en sus marañas incluso, hasta aquellos que se ufanan de ser inocentes.
Una guerra en las calles a punto de iniciar. Sospechas justificadas e injustas comenzaran a surgir… una guerra de poder, sobrevivencia y ambición traspasará las paredes del hermético lugar, en donde hasta el más simple y honrado ciudadano podrá verse envuelto en una conflagración sin fin. El lema de ahora en adelante será “no confiar en nadie y mucho menos fiarse de alguien”, esta es la ley de la jungla, en donde solo el más fuerte podrá sobrevivir.
(…)
" Si quieres fingir desorden para convencer a tus adversarios y distraerlos, primero tienes que organizar el orden, porque sólo entonces puedes crear un desorden artificial. Si quieres fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios, primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil.."
Sun Tzu “El Arte de la Guerra”
La poca iluminación del lugar brinda un ambiente íntimo y tranquilo a pesar del gran bullicio que retumba y hasta en ocasiones traspasa las paredes dejando en el aire miles de susurros que se esfuman en los pensamientos insanos de los presentes. Ciudadanos ilustres con antifaces que permiten ocultar algunas identidades transitan por entre los pasillos y el salón central del Velvet adornado con rosas color carmesí y tules de un color blanco que discrepan en su totalidad con la poca inocencia que habita en aquel lugar. Un gran banquete, los mejores vinos, agradables caballeros, hermosas y despampanantes mujeres todos vestidos y maquillados para estar a la altura del evento, el treintaavo aniversario de la creación del Gran Velvet 69, club que de la mano de su principal dueña Anneli Nurmi, había tomado un nuevo aire arrebozando y captando el interés de esta gran ciudad, agentes de la ley, políticos, ciudadanos ejemplares, grandes empresarios,.. todos acuden continuamente a su refugio oscuro para saciar hasta sus más perversos deseos.
Planeada y orquestada por la señora Nurmi, la fiesta de esta noche promete ser el evento del año, evento que transcurre en suma calma, con saludos que van y saludos que vienen, dejando ver como la hipocresía se alza victoriosa esta noche, yendo muy de la mano con la intriga y los murmullos sobre las miles de cosas que encierran este enigmático lugar y los socios y su dueña.
Un golpe intermitente se escucha en el micrófono pretendiendo llamar la atención de todos los presentes. Una jovencita de cabellos rubios como el oro y de rostro amable y juvenil da inicio a la recepción, recitando el programa de esta noche, el cual, al parecer estaría lleno de grandes eventos y sorpresas para los asistentes. Se presenta a los nuevos socios del Velvet y después de ello se inicia con el primer show que amenizará la noche. Tablas, sitaras, tampuras, flautas y tambores dan el ritmo y marcan el paso de una mujer de facciones indias que sale bailando y moviendo sus caderas al ritmo del asiático ritmo. Sus insinuantes movimientos logran cautivar a los asistentes, tanto, que en ese mismo momento ignoran todo aquello que sucede fuera aquel espacio en que se encuentran. Misterios y desagradables hechos nublarán el evento. Misterios y hechos que alcanzarán estados y reacciones inesperadas. Algo aberrante esta a punto de suceder en el Velvet 69, algo que manchará no solo la reputación del lugar sino que hará de este evento uno de los más memorables y no propiamente por el lujo que se destila, sino porque marcará la memoria y la vida de cada uno de sus participantes. Y aún así ¿te atreverás a participar? Vamos, que todos tienen ya su pase de cortesía.
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PRIMERA TRAMA DEL FORO
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Normas
1.- Respetar las 10 líneas mínimas que exigen por rol.
2.- Poner una foto de cómo van vestidos en spoiler por lo menos en uno de sus post para que quede registrado. Después si lo desean dejar el spoiler en la firma así no tiene que pegar en cada post como están vestidos. La fiesta es formal.
3.- Se aplican las reglas normales del foro como, no responder por otros, escribir sin faltas de ortografía, etc.
4.- No hay orden de roleo, la idea es avanzar en la trama, sin trabar a la gente que está inspirada para contestar, así que cada quien contesta cuando lo desee, de esa forma se evitan problemas.
5.- Tratar de que los post no sean tan extensos, de este modo se podrá avanzar rápidamente.
6.- Todo usuario que participe, ganará 50 pts. por entrar y mantenerse en la historia.
7.- Divertirse. No es una norma... es una ordén.
Administración
Mensajes : 81
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Tarde fría ambientaba ese día que tenia una cierta peculiaridad en comparación con otros que simplemente eran comunes, este día a diferencia era especial por muchas razones principalmente por lo que sucedería mas tarde, pero aun no era el momento de pensar en aquello, había algo que hacer antes de la ya establecida reunión.
Una habitación con una sola puerta en la que una cama, una mesa y una silla eran los únicos objetos que llenaban tan lugar, un espacio en el que últimamente se había visto visitado por mi unas cuantas veces por día, la exploración de nueva mercancía, esa era el cometido de dicha habitación, la cual se encontraba rodeada de un viejo y basto bosque, una simple e insignificante cabaña era la dueña de tan escasa habitación, una serie de entrevistas y de revisión física es lo que estaba haciendo en este momento.
Bello era el cuerpo de esta jovencita que prontamente seria enviada a algún burdel para complacer y satisfacer las necesidades de los hombres, sonriente como ya era una costumbre en mi al realizar este tipo de inspecciones, apure el paso a ese análisis tan exhaustivo de la joven frente a mi, tras unos cuantas miradas indique a mi asistente que se encargara de ella, para de inmediato salir de la cabaña, tomando mi hermoso deportivo color negro rumbo al hotel que por momentos se había convertido en mi hogar si es que se le puede decir a un lugar como ese.
Con mucho tiempo de sobra llego a mi suite para descansar un breve momento antes de continuar con lo que ya tenia agendado, un vaso con un poco de vodka no podía faltar en un momento como este, caminado hacia el enorme ventanal que enmarcaba la vista de mi habitación busco con la mirada el sitio donde seria mi próxima reunión, sonreí terminando de beber el fuerte liquido, dando unos pasos al interior de la pequeña estancia que adornaba la suite, dejando el vaso en la mesada que se encontraba en el paso adornada con un hermoso arreglo florar, dirigiéndome al baño para tomar una refrescante y necesaria ducha.
Tras una larga y muy relajante ducha el momento para prepararme para la reunión había llegado, sabia que era un evento de etiqueta por lo mismo mi vestimenta tenia que mostrar mi buen gusto y al mismo mostrar una sensualidad sofisticada, algo que ya era muy común en mi, mi estilo por lo regular era de esa clase, un peinado en el que mi cabello iba recogido solo dejando caer algunos mechones rizados, un maquillaje de lo mas sensual pero sin llegar a lo vulgar, perfectamente lista tomo mi bolso a juego del elegante vestido que adornaba mi cuerpo justo antes de salir de la suite para bajar por el ascensor, tomando mi auto tomo camino al sitio de la reunión, un semáforo me detuvo el cual aprovecho para dar un vistazo a la invitación que habían hecho llegar para cerciorarme de la dirección exacta, tras avanzar llego al fin a un enorme portón que dejaba ver detrás de el un jardín realmente majestuoso cortado por un camino que llevaba hacia una puerta enorme, una voz me dejo pasar en un alta voz, abriéndose el portón tras la autorización, siguiendo el camino me detengo frente a otra elegante donde un hombre de traje ya me esperaba acercándose justo en el momento en que el auto detuvo su marcha... *Bienvenida señorita* fue lo único que el hombre me dijo antes de que la puerta del auto abriera y yo bajase de el encaminándome hacia la entrada y llegando al fin frente a la hermosa puerta que aun permanecía cerrada, pero que se abrió instantes después de que yo llegara hasta ella, sonreí a la mujer que abrió la cual enseguida me indico que ingresara al interior de la impresionante mansión.
Una habitación con una sola puerta en la que una cama, una mesa y una silla eran los únicos objetos que llenaban tan lugar, un espacio en el que últimamente se había visto visitado por mi unas cuantas veces por día, la exploración de nueva mercancía, esa era el cometido de dicha habitación, la cual se encontraba rodeada de un viejo y basto bosque, una simple e insignificante cabaña era la dueña de tan escasa habitación, una serie de entrevistas y de revisión física es lo que estaba haciendo en este momento.
Bello era el cuerpo de esta jovencita que prontamente seria enviada a algún burdel para complacer y satisfacer las necesidades de los hombres, sonriente como ya era una costumbre en mi al realizar este tipo de inspecciones, apure el paso a ese análisis tan exhaustivo de la joven frente a mi, tras unos cuantas miradas indique a mi asistente que se encargara de ella, para de inmediato salir de la cabaña, tomando mi hermoso deportivo color negro rumbo al hotel que por momentos se había convertido en mi hogar si es que se le puede decir a un lugar como ese.
Con mucho tiempo de sobra llego a mi suite para descansar un breve momento antes de continuar con lo que ya tenia agendado, un vaso con un poco de vodka no podía faltar en un momento como este, caminado hacia el enorme ventanal que enmarcaba la vista de mi habitación busco con la mirada el sitio donde seria mi próxima reunión, sonreí terminando de beber el fuerte liquido, dando unos pasos al interior de la pequeña estancia que adornaba la suite, dejando el vaso en la mesada que se encontraba en el paso adornada con un hermoso arreglo florar, dirigiéndome al baño para tomar una refrescante y necesaria ducha.
Tras una larga y muy relajante ducha el momento para prepararme para la reunión había llegado, sabia que era un evento de etiqueta por lo mismo mi vestimenta tenia que mostrar mi buen gusto y al mismo mostrar una sensualidad sofisticada, algo que ya era muy común en mi, mi estilo por lo regular era de esa clase, un peinado en el que mi cabello iba recogido solo dejando caer algunos mechones rizados, un maquillaje de lo mas sensual pero sin llegar a lo vulgar, perfectamente lista tomo mi bolso a juego del elegante vestido que adornaba mi cuerpo justo antes de salir de la suite para bajar por el ascensor, tomando mi auto tomo camino al sitio de la reunión, un semáforo me detuvo el cual aprovecho para dar un vistazo a la invitación que habían hecho llegar para cerciorarme de la dirección exacta, tras avanzar llego al fin a un enorme portón que dejaba ver detrás de el un jardín realmente majestuoso cortado por un camino que llevaba hacia una puerta enorme, una voz me dejo pasar en un alta voz, abriéndose el portón tras la autorización, siguiendo el camino me detengo frente a otra elegante donde un hombre de traje ya me esperaba acercándose justo en el momento en que el auto detuvo su marcha... *Bienvenida señorita* fue lo único que el hombre me dijo antes de que la puerta del auto abriera y yo bajase de el encaminándome hacia la entrada y llegando al fin frente a la hermosa puerta que aun permanecía cerrada, pero que se abrió instantes después de que yo llegara hasta ella, sonreí a la mujer que abrió la cual enseguida me indico que ingresara al interior de la impresionante mansión.
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Alana Moore
Mensajes : 585
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Desmadre. Estaba segura de que esta fiesta traería no solo demasiado dinero a los socios del Velvet sino desgracias y problemas, demasiados problemas y por supuesto yo estaría ahí involucrada como siempre junto a mi gente para que nadie saliera herido, nadie... que no se lo mereciera, si es que había quien no lo hiciera.
Semanas habían estado con los preparativos para tal evento, mas irritables que nunca, con los gritos a flor de piel. Todo debía de ser perfecto para que el gran burdel obtuviera aun mas prestigio. Como si no les entrara suficiente dinero ya con todo lo que hacían. Nos traían a las vueltas, como locos de aquí para allá ensayando coreografías por si se decidían a hacer algún show en particular. Los empleados buscaban nuevos tragos que preparar, los jefes de seguridad reorganizaron los circuitos de seguridad... El despliegue era asombroso, el aniversario del Velvet era el acontecimiento del año y claro nadie quería perdérselo.
Por otro lado en la estación todos estaban como locos a la par, yo no tenia demasiada información, era mas lo que me contaba Kjell o lo poco que últimamente podía hablar con Seeley, salir ahora era imposible, ademas de que estaba segura de que me seguían el rastro, no podía ser tan idiota de dejarme ver o atrapar. Unos querían irrumpir directamente, otros estar ahí por si pasaba algo pero de oficiales... De todos modos y a pesar de todo habíamos logrado por fin ponernos de acuerdo. Todos estaríamos aquella noche, seriamos simplemente invitados, yo y algunos mas empleados por supuesto, pero nos comunicaríamos entre nosotros y si algo pasaba nos cubriríamos las espaldas. Nos jugaríamos el todo por el todo...
Había conseguido un vestido largo que tapara incluso mis pies, de ese modo podía acomodar mi arma sin ningún problema, ademas de que seria sencillo sacarla en caso de necesitarla. Ya llegaba la hora en que debíamos ingresar al gran salón y los nervios me invadían, algo extraño en mi, nunca me pasaba en una misión, tenia autocontrol y confianza en mi misma pero saber que vendría, que debía de esperarlo para que pasáramos la velada juntos me despertaba unos nervios que no podía controlar. Esperaba que le gustara mi atuendo y que se divirtiera esta noche. Su cambio me había sorprendido y después de superar las dificultades me sentía mas embelesada que antes por el.
Me coloque cerca de la entrada para asegurarme de que ambos nos viéramos a su llegada.
Semanas habían estado con los preparativos para tal evento, mas irritables que nunca, con los gritos a flor de piel. Todo debía de ser perfecto para que el gran burdel obtuviera aun mas prestigio. Como si no les entrara suficiente dinero ya con todo lo que hacían. Nos traían a las vueltas, como locos de aquí para allá ensayando coreografías por si se decidían a hacer algún show en particular. Los empleados buscaban nuevos tragos que preparar, los jefes de seguridad reorganizaron los circuitos de seguridad... El despliegue era asombroso, el aniversario del Velvet era el acontecimiento del año y claro nadie quería perdérselo.
Por otro lado en la estación todos estaban como locos a la par, yo no tenia demasiada información, era mas lo que me contaba Kjell o lo poco que últimamente podía hablar con Seeley, salir ahora era imposible, ademas de que estaba segura de que me seguían el rastro, no podía ser tan idiota de dejarme ver o atrapar. Unos querían irrumpir directamente, otros estar ahí por si pasaba algo pero de oficiales... De todos modos y a pesar de todo habíamos logrado por fin ponernos de acuerdo. Todos estaríamos aquella noche, seriamos simplemente invitados, yo y algunos mas empleados por supuesto, pero nos comunicaríamos entre nosotros y si algo pasaba nos cubriríamos las espaldas. Nos jugaríamos el todo por el todo...
Había conseguido un vestido largo que tapara incluso mis pies, de ese modo podía acomodar mi arma sin ningún problema, ademas de que seria sencillo sacarla en caso de necesitarla. Ya llegaba la hora en que debíamos ingresar al gran salón y los nervios me invadían, algo extraño en mi, nunca me pasaba en una misión, tenia autocontrol y confianza en mi misma pero saber que vendría, que debía de esperarlo para que pasáramos la velada juntos me despertaba unos nervios que no podía controlar. Esperaba que le gustara mi atuendo y que se divirtiera esta noche. Su cambio me había sorprendido y después de superar las dificultades me sentía mas embelesada que antes por el.
Me coloque cerca de la entrada para asegurarme de que ambos nos viéramos a su llegada.
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M. Marlene Makinen
Mensajes : 1040
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Las cosas ciertamente habían sido diferentes en cuanto al manejo de aquel negocio, como lo veía él, antes de su propia incorporación al mismo. Por lo que había podido ver en el poco tiempo que llevaba en el puesto, e igualmente durante el período previo a la compra de los distintos activos que le habían permitido llegar a tener la posición que ahora tenía en aquel emprendimiento, había muchísimo desorden. Sí, ciertamente para un observador casual no habría nada de extraño dentro de todo lo que podía esperarse que ocurriese ahí, pero él no lo era ni lo eran tampoco las personas que había contratado para verificar la situación, espiar si se quería, aquella que sería su próxima adquisición. Habían tantas irregularidades que a veces causaba sorpresa el leer los informes para encontrarse con lo que parecía ser el completo descuido de algunos de los administradores, sin realmente importar las personalidades ni los aires de grandeza que pretendiesen darse.
Por supuesto, no era cosa de cambiar las cosas de un momento a otro, sino que había que hacer un estudio de la situación como correspondía, ver las cosas funcionando en su esquema normal o como fuera que se calificase aquello, ¿y qué mejor ocasión para hacerlo que en un evento que se jactaba de ser uno de los más grandes dentro de los que ocurrían en el Velvet? La tenue luz que iluminaba las dependencias era una forma de buscar algo más de intimidad, de privacidad incluso, y había quienes andaban con antifaces, algo bastante ridículo a su gusto pues no era como si de esa manera pudieran realmente ocultarse de ojos inquisidores, si incluso ya había reconocido a un par de personas en su paso por su cercanía. En esta ocasión, debido a su reciente llegada, Luca no se estaba involucrando mucho más allá de la parte política y social, saludando y dándole minutos de charla a quien correspondía, y era Anneli, la más antigua en la posición de administración y quien parecía tener un entendimiento un poco mayor de cómo llevar las cosas, quien se había encargado de la organización del evento. Por su parte, él ocupaba un lugar en la baranda a la que se accedía por una escalera angosta y que conectaba con refinados salones VIP, observando la gente que iba y venía por las pistas, a aquellos que se sentaban a las mesas a disfrutar de los suntuosos platos que se servían y a aquellos que simplemente se estaban comiendo con los ojos a los "productos" del Velvet.
De un momento el murmullo de las múltiples conversaciones que se daban en el local fue cediendo cuando una chica rubia se posicionó en el escenario principal, dando la bienvenida a los presentes e indicando lo que les esperaba durante la noche. Pasó a continuación a presentar a los socios, por lo que en un momento la brillante luz de un reflector se posó sobre él, quien saludó con una sonrisa en un gesto general antes de que el punto de atención se moviese a la señorita Hunter, por lo que siguió con lo suyo. En el escenario una bailarina se ponía a entretener a la gente, y tenía que admitir que, hasta donde tenía visto, Nurmi sabía dar una buena fiesta. Eso sí, esto recién comenzaba.
Por supuesto, no era cosa de cambiar las cosas de un momento a otro, sino que había que hacer un estudio de la situación como correspondía, ver las cosas funcionando en su esquema normal o como fuera que se calificase aquello, ¿y qué mejor ocasión para hacerlo que en un evento que se jactaba de ser uno de los más grandes dentro de los que ocurrían en el Velvet? La tenue luz que iluminaba las dependencias era una forma de buscar algo más de intimidad, de privacidad incluso, y había quienes andaban con antifaces, algo bastante ridículo a su gusto pues no era como si de esa manera pudieran realmente ocultarse de ojos inquisidores, si incluso ya había reconocido a un par de personas en su paso por su cercanía. En esta ocasión, debido a su reciente llegada, Luca no se estaba involucrando mucho más allá de la parte política y social, saludando y dándole minutos de charla a quien correspondía, y era Anneli, la más antigua en la posición de administración y quien parecía tener un entendimiento un poco mayor de cómo llevar las cosas, quien se había encargado de la organización del evento. Por su parte, él ocupaba un lugar en la baranda a la que se accedía por una escalera angosta y que conectaba con refinados salones VIP, observando la gente que iba y venía por las pistas, a aquellos que se sentaban a las mesas a disfrutar de los suntuosos platos que se servían y a aquellos que simplemente se estaban comiendo con los ojos a los "productos" del Velvet.
De un momento el murmullo de las múltiples conversaciones que se daban en el local fue cediendo cuando una chica rubia se posicionó en el escenario principal, dando la bienvenida a los presentes e indicando lo que les esperaba durante la noche. Pasó a continuación a presentar a los socios, por lo que en un momento la brillante luz de un reflector se posó sobre él, quien saludó con una sonrisa en un gesto general antes de que el punto de atención se moviese a la señorita Hunter, por lo que siguió con lo suyo. En el escenario una bailarina se ponía a entretener a la gente, y tenía que admitir que, hasta donde tenía visto, Nurmi sabía dar una buena fiesta. Eso sí, esto recién comenzaba.
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Última edición por Luca Falcone el Sáb Sep 29, 2012 10:18 am, editado 1 vez
Luca Falcone
Mensajes : 136
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
+Llegue al lugar, era un lugar muy elegante y distinguido. Los unicos lugares y momentos asi en los cuales habia estado eran ceremonias militares, las pocas fiestas que se hacian cuando los soldados terminaban su periodo de aprendizaje y una que otra en la escuela de Parker. Vestia de etiqueta, con una corbata de Huma que me molestaba el cuello y cada un metro intentaba acomodarla. Mi poco sentido de la moda y casi nula elegancia me habian obligado a preguntarle a Micaela y sobre como vestirme para la ocasion. Gracias a dios ella me asesoro por telefono, ni mis calcetas de varios colores que suelo usar cuando visto de etiqueta por el trabajo las pude mantener en la teñida no hay mucha gente que les gusta asi que las deje en casa. Hasta el momento solo veia gente desconocida a algunos quizas los habia visto por fotografias, se supone que todos nos juntariamos aca. todos los policias pero no veia a Hayley se supone que vendria al igual que Micaela, fue entonces cuadno vi a mi compañera en otro sector, vestia muy bien, con un vestido largo. Sonrei levemente, sentia que ya teniamos esa sonrisa complice que necesitas con un compañero y eso era genial. habia costado pero ya eramos compañeros y confiabamos si bien quizas aun no del todo, mucho mas que antes.
+Camine mas adentro del lugar, habia algo de musica, mucha gente adinerada por aca cosa que odiaba ademas que la mayoria obviamente manejaban dinero sucio a costa del burdel, La fiesta se veia grande como cualquier otro festin de gente con dinero que se creen mas importantes que los demas, se sienten intocables porque con su dinero consiguen todo. No me gustaba para nada esto de tener a mi gente aca, era peligroso estaba seguro que mica pensaba algo parecido. Pero era parte del plan para acabar con todo esto y habia que correr el riesgo. Volvi a mirar a Mica a ver si se podia acercar al menos por unos instantes quizas ella sabia algo de los demas+
+Camine mas adentro del lugar, habia algo de musica, mucha gente adinerada por aca cosa que odiaba ademas que la mayoria obviamente manejaban dinero sucio a costa del burdel, La fiesta se veia grande como cualquier otro festin de gente con dinero que se creen mas importantes que los demas, se sienten intocables porque con su dinero consiguen todo. No me gustaba para nada esto de tener a mi gente aca, era peligroso estaba seguro que mica pensaba algo parecido. Pero era parte del plan para acabar con todo esto y habia que correr el riesgo. Volvi a mirar a Mica a ver si se podia acercar al menos por unos instantes quizas ella sabia algo de los demas+
Seeley Booth
Mensajes : 154
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
El agua caía sobre mi cuerpo como una cascada en medio de una montaña. La espuma bajaba lentamente por mi cuerpo hasta perderse en el piso de la ducha. Estaba exhausta, el día había sido demasiado largo para mi gusto, los problemas no cesaban y mi paciencia ya había llegado a su limite. Como continuar? Debía de ser fuerte, como siempre lo había sido y seguir. No dejarme vencer era una obligación para mi.
La ducha terminó unos cuantos minutos después. Aun era temprano, tenia demasiado tiempo para arreglarme para la fiesta de esa noche. Era demasiado importante, gente influyente estaría presente y eso era una ventaja para mis futuros negocios. Quería estar deslumbrante, arrasar con todo y ganar mercado en esta ciudad en donde apenas comenzaba a desplegar mis alas. Sabía que los nuevos socios se presentarían por lo que si lograba al menos quedar para reunirme con alguno, la noche seria fructífera y me iría a dormir con una gran sonrisa.
Deslizaba una de las medias por la pierna izquierda con delicadeza, apenas tenia las uñas esculpidas y no quería dañar la fina prenda. Llegue a la rodilla cuando lo recordé. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando al cerrar los ojos vi nuestro ultimo beso. Me relamí los labios como si acabara de presenciarlo -Ira a la fiesta?- pensé en voz alta y bufe, porque me importaba tanto? acaso no había aclarado completamente mis ideas y sentimientos? No... definitivamente cada vez estaba mas hundida en ese abismo del que no estaba segura si quería salir. Deseaba verlo, pero eso nadie podría saberlo, menos aun... el.
Me senté frente al espejo, sonreí ladina mientras terminaba de maquillarme -que dirá Anneli Nurmi cuando me vea?- moría de ganas por ver su semblante cuando me acercara a "su" Zebastian y lo saludara como solía hacerlo cuando lo veía. Quizás esta noche se me daba y lograba recuperarlo... esa era una batalla interna que no podía perder y no lo haría... Robbin Lear nunca perdía. Me mire por ultima vez al espejo -perfecta, simplemente perfecta- le dije a la imagen que ese te devolvía y me tiraba un beso guiñándome un ojo.
Entre al lugar triunfante y con la vista al frente. Una sonrisa radiante iluminaba mi rostro. Esta seria una noche magnifica. Recorrí el lugar con la mirada, la decoración era asombrosa, el diseño perfecto. Al parecer habían gastado un dineral... que mas se podía esperar del Velvet 69? Camine lentamente recorriendo el lugar, esperando encontrar un rostro familiar.
La ducha terminó unos cuantos minutos después. Aun era temprano, tenia demasiado tiempo para arreglarme para la fiesta de esa noche. Era demasiado importante, gente influyente estaría presente y eso era una ventaja para mis futuros negocios. Quería estar deslumbrante, arrasar con todo y ganar mercado en esta ciudad en donde apenas comenzaba a desplegar mis alas. Sabía que los nuevos socios se presentarían por lo que si lograba al menos quedar para reunirme con alguno, la noche seria fructífera y me iría a dormir con una gran sonrisa.
Deslizaba una de las medias por la pierna izquierda con delicadeza, apenas tenia las uñas esculpidas y no quería dañar la fina prenda. Llegue a la rodilla cuando lo recordé. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando al cerrar los ojos vi nuestro ultimo beso. Me relamí los labios como si acabara de presenciarlo -Ira a la fiesta?- pensé en voz alta y bufe, porque me importaba tanto? acaso no había aclarado completamente mis ideas y sentimientos? No... definitivamente cada vez estaba mas hundida en ese abismo del que no estaba segura si quería salir. Deseaba verlo, pero eso nadie podría saberlo, menos aun... el.
Me senté frente al espejo, sonreí ladina mientras terminaba de maquillarme -que dirá Anneli Nurmi cuando me vea?- moría de ganas por ver su semblante cuando me acercara a "su" Zebastian y lo saludara como solía hacerlo cuando lo veía. Quizás esta noche se me daba y lograba recuperarlo... esa era una batalla interna que no podía perder y no lo haría... Robbin Lear nunca perdía. Me mire por ultima vez al espejo -perfecta, simplemente perfecta- le dije a la imagen que ese te devolvía y me tiraba un beso guiñándome un ojo.
Entre al lugar triunfante y con la vista al frente. Una sonrisa radiante iluminaba mi rostro. Esta seria una noche magnifica. Recorrí el lugar con la mirada, la decoración era asombrosa, el diseño perfecto. Al parecer habían gastado un dineral... que mas se podía esperar del Velvet 69? Camine lentamente recorriendo el lugar, esperando encontrar un rostro familiar.
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Invitado
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Anneli detestaba con toda su alma ese tipo de noches, esa clase de eventos. Si, esas noches de largas reuniones con un ambiente aburrido y con personas aburridas, ja, eso definitivamente no solía ser lo suyo. No era la clase de cenáculos que a ella le gustaba asistir, prefería las cosas intimas en donde solo pudiera verse rodeada de aquellas personas en quienes confiaba, aquella personas que de un modo u otro podía ser contadas con los dedos de una de sus manos. Pero no porque no fueran de su agrado debía dejarles de lado, para nada, eso no podía tan siquiera considerarlo. Por algo le creían y se creía una mujer inteligente y sagaz, era como un zorro en los negocios, bien sabía la joven trigueña que a los enemigos siempre era mejor tenerles cerca, y que mejor manera para eso que abrir las puertas de su pequeño mundo al mundo entero. Divertir a los ciudadanos más ilustres de la bella Helsinki era su misión de esta noche, y cual César en la época de la antigua Roma en su esplendor, estaba dispuesta a darle el pan y el circo a su pueblo, no se limitaría en brindarles diversión, aunque es más que obvio que aquello lo hacía por su propio beneficio.
Aún cuando le hubiese gustado dejar en mano de sus nuevos socios la fiesta, prefirió ella hacerse cargo de todos los detalles del evento, pues sentía que quizás y por el poco tiempo que estos llevaban en frente del Velvet, no serían capaces de afrontar los impases que de repente pudieran presentarse, así qué, quien mejor que ella para salvar la patria en caso de necesitarse?, nadie… no hay como hacer las cosas por ti mismo y garantizar que todo vaya a la perfección.
No escatimó entonces en su apariencia. Se había probado más ropa de la que tenía aún sin usar en su ropero, se había cambiado de peinado una docena de veces. Se había mirado tanto en el espejo que hasta ya le parecía que su reflejo se había desgastado de tanto mirarlo. Usar vestidos largos no era su estilo, aunque si debía usarlos lo hacía, no sería el caso si pudiese elegir. Al final se decidió por un vestido rojo, sencillo pero sugerente, y unos tacos que le hacían unos cuantos centímetros más alta. Se giró frente al espejo para poder ver todo el panorama; el pelo había pasado de lacio, a ondas, y de ondas a lacio nuevamente, en un moño, de medio lado, y por último recogido con una coleta sin mucho adorno y misterio. Al final, lo simple y sencillo quedaba hermoso. Parpadeo un par de veces asegurándose que todo estaba bien con su imagen y después de un par de suspiros decidió emprender el paso hacía el esperado suceso del año.
Le hubiese gustado irse con Zebastian, pero dado que este estaba atendiendo algunos negocios no podía aguardarle, primordialmente porque no estaba segura si alcanzaría a llegar. El auto le esperaba en la entrada de la casa, saludó con un asentimiento al chófer y se metió en el coche para así dirigirse al Velvet 69. De vez en cuando miraba con algo de atisbo por la ventana, observando a los clones sin rostro que marchaban inocentes por las bellas calles de esa nórdica ciudad, mientras que aquella sensación de nervios le invadía y se arremolinaba en su cuerpo. Ella, estaba al tanto de los peligros que se corrían con esta situación, no solo estaba abriéndole la puerta de su “casa” a sus enemigos, sino que también les estaba dando el pase de entrada a las entrañas mismas de su negocio, pero.. ese era un peligro que estaba dispuesta a correr ya que sabía que de llegar a salir invicta – que por supuesto era lo más seguro-, lograría coger el cielo con sus manos, esa era su próxima meta.
Cerca de una hora gasto para llegar a su club, descendió del auto y miles de luces encandilaron sus orbes pigmento azul, lo que hizo que reaccionara cubriendo sus ojos de inmediato. Sonrío disimuladamente triunfante ya que sabía que el evento estaba siendo todo un éxito, afortunadamente, pues eso indicaba que la trigueña podría salirse con la suya. Fue escoltada hasta la entrada hacía donde Anne avanzó con gran determinación, recibiéndole inmediatamente entró unos cuantos de sus empleados, quienes de manera algo disimulada empezaron ponerla al tanto de la situación y de todos los invitados, si, chasqueó su lengua molesta recordando que ya era hora de iniciar su teatro, que era la hora de empezar el show. Reconoció a varios personajes destacados en la fiesta. Sonrió para sus adentros; tener a las más ilustres familias Finesas en el mismo lugar enfrente de ella era algo tan cómico como inusual. Parecía un verdadero circo, las personas haciendo uso de sus mejores modales, sonrisas huecas, platicas banales, aunque claro la vestimenta era más refinada. Las luces recayeron de repente en ella y ante tal gesto solo le resto dedicarles a todos una sonrisa, mientras se dirigía sin mucha prisa a la mesa que ella había designado para su persona y sus personas más allegadas. Recorrió rápidamente el lugar con sus orbes notando la presencia de Luca, su nuevo socio a quien le sonrío levemente. A la derecha de este pudo ver a la fastidiosa de Robin, y aunque el solo verla le produjo un malestar inmenso decidió comportarse a la altura, saludándole con un delicado y sutil gesto con su rostro. Y por último un poco más al fondo pudo ver a una de sus mejores surtidoras de mujeres, lo que le hizo recordar que tenían una conversación pendiente
Se sentó y sus ojos azules, enigmáticos, recorrieron labios, sonrisas, gestos de sus iguales con el fin de formar un rostro que quizás estaba aguardando. Su mirada sólo develaba un mensaje , un mensaje que aunque casí palpable no era para nada descifrable.
Aún cuando le hubiese gustado dejar en mano de sus nuevos socios la fiesta, prefirió ella hacerse cargo de todos los detalles del evento, pues sentía que quizás y por el poco tiempo que estos llevaban en frente del Velvet, no serían capaces de afrontar los impases que de repente pudieran presentarse, así qué, quien mejor que ella para salvar la patria en caso de necesitarse?, nadie… no hay como hacer las cosas por ti mismo y garantizar que todo vaya a la perfección.
No escatimó entonces en su apariencia. Se había probado más ropa de la que tenía aún sin usar en su ropero, se había cambiado de peinado una docena de veces. Se había mirado tanto en el espejo que hasta ya le parecía que su reflejo se había desgastado de tanto mirarlo. Usar vestidos largos no era su estilo, aunque si debía usarlos lo hacía, no sería el caso si pudiese elegir. Al final se decidió por un vestido rojo, sencillo pero sugerente, y unos tacos que le hacían unos cuantos centímetros más alta. Se giró frente al espejo para poder ver todo el panorama; el pelo había pasado de lacio, a ondas, y de ondas a lacio nuevamente, en un moño, de medio lado, y por último recogido con una coleta sin mucho adorno y misterio. Al final, lo simple y sencillo quedaba hermoso. Parpadeo un par de veces asegurándose que todo estaba bien con su imagen y después de un par de suspiros decidió emprender el paso hacía el esperado suceso del año.
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Le hubiese gustado irse con Zebastian, pero dado que este estaba atendiendo algunos negocios no podía aguardarle, primordialmente porque no estaba segura si alcanzaría a llegar. El auto le esperaba en la entrada de la casa, saludó con un asentimiento al chófer y se metió en el coche para así dirigirse al Velvet 69. De vez en cuando miraba con algo de atisbo por la ventana, observando a los clones sin rostro que marchaban inocentes por las bellas calles de esa nórdica ciudad, mientras que aquella sensación de nervios le invadía y se arremolinaba en su cuerpo. Ella, estaba al tanto de los peligros que se corrían con esta situación, no solo estaba abriéndole la puerta de su “casa” a sus enemigos, sino que también les estaba dando el pase de entrada a las entrañas mismas de su negocio, pero.. ese era un peligro que estaba dispuesta a correr ya que sabía que de llegar a salir invicta – que por supuesto era lo más seguro-, lograría coger el cielo con sus manos, esa era su próxima meta.
Cerca de una hora gasto para llegar a su club, descendió del auto y miles de luces encandilaron sus orbes pigmento azul, lo que hizo que reaccionara cubriendo sus ojos de inmediato. Sonrío disimuladamente triunfante ya que sabía que el evento estaba siendo todo un éxito, afortunadamente, pues eso indicaba que la trigueña podría salirse con la suya. Fue escoltada hasta la entrada hacía donde Anne avanzó con gran determinación, recibiéndole inmediatamente entró unos cuantos de sus empleados, quienes de manera algo disimulada empezaron ponerla al tanto de la situación y de todos los invitados, si, chasqueó su lengua molesta recordando que ya era hora de iniciar su teatro, que era la hora de empezar el show. Reconoció a varios personajes destacados en la fiesta. Sonrió para sus adentros; tener a las más ilustres familias Finesas en el mismo lugar enfrente de ella era algo tan cómico como inusual. Parecía un verdadero circo, las personas haciendo uso de sus mejores modales, sonrisas huecas, platicas banales, aunque claro la vestimenta era más refinada. Las luces recayeron de repente en ella y ante tal gesto solo le resto dedicarles a todos una sonrisa, mientras se dirigía sin mucha prisa a la mesa que ella había designado para su persona y sus personas más allegadas. Recorrió rápidamente el lugar con sus orbes notando la presencia de Luca, su nuevo socio a quien le sonrío levemente. A la derecha de este pudo ver a la fastidiosa de Robin, y aunque el solo verla le produjo un malestar inmenso decidió comportarse a la altura, saludándole con un delicado y sutil gesto con su rostro. Y por último un poco más al fondo pudo ver a una de sus mejores surtidoras de mujeres, lo que le hizo recordar que tenían una conversación pendiente
Se sentó y sus ojos azules, enigmáticos, recorrieron labios, sonrisas, gestos de sus iguales con el fin de formar un rostro que quizás estaba aguardando. Su mirada sólo develaba un mensaje , un mensaje que aunque casí palpable no era para nada descifrable.
Anneli D. Zolezzi
Mensajes : 2687
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Fiesta en el Velvet 69, fue lo primero que lee Edward al saber que en ese lugar iba a celebrarse el aniversario. Lo que llamo su atención es que el mismo hubiera aceptado ir a dicho evento, tomando en cuanta que había ido una o 2 veces y de que realmente no le hacía muy feliz visitar ese tipo de lugares, pero de alguna forma le había llegado una invitación y un pase para que pudiera asistir a la celebración.
Durante todo el día estuvo pensando si debía o no de ir ya que ni siquiera había buscado un traje para poder ponerse y verse formal, tal y como decía la dichosa invitación, sería un fiesta formal en un lugar que para Ed no parecía serlo. Se recarga en el asiento de su escritorio y se queda mirando al techo mientras pensaba que sería lo correcto.
Al llegar a su departamento se recostó por unos minutos y luego vio la invitación que tenía a un lado. Ya había tomado la decisión y esa sería que tendría que ir a la fiesta, mínimo para tomar algo aunque no conociese a nadie. Se levanta de su cama y se dirige al baño para tomar una ducha refrescante, después se observa en el espejo y decide que era hora de rasurarse la barba que había dejado crecer por unos cuantos días.
Después de eso sale y comienza a vestirse con un traje que había dejado en la cama antes de tomar su ducha, con eso sería suficiente para la noche, no quería parecer tan formal aunque si no quedaba de otra no podía hacer mucho o si? Termina de vestirse para luego notar la hora en su celular, aun tenía tiempo así que mejor sale de su departamento y conduce hasta el famoso Velvet.
Al estar a una distancia considerable de la mansión, logro percatarse de lo que sería el evento y no le sorprendió porque sabía que gente del ámbito político, deportivo y artístico solían venir a esta lugar sin importar si llegaban a ser reconocidos por otras personas.
Tuvo que enseñar su pase en la entrada y sin más logro entrar, notando que en efecto era una fiesta algo costosa pero eso no le importo mucho. Miraba el lugar y recordó las palabras de un amigo de el acerca del sitio y de la pequeña ayuda que le pidió. Ed al recordar eso suspira y mejor se adentra, no tenía ni idea de como podía ayudar o bueno si sabía, solo que a el le tocaba realizar otros asuntos. Se baja del auto y después de unas palabras de bienvenida entro al gran salón, notando que en efecto, había gente que conocía como compañeros de el pero nada más, algo que le pareció desagradable al saber que eran casados o comprometidos. Camina un poco más y una rubia logra captar su atención, era parecida a Alana.
-¿Alana?-
Dijo al momento de acercarse a ella y bastante sorprendido porque de todas las personas que esperaba encontrarse, ella era la última que pensaría que estaría en este lugar, salvo que viniera acompañando a alguien pero los ojos de Ed solo veían que la chica estaba sola. Algo no encajaba pensaba Ed.
Durante todo el día estuvo pensando si debía o no de ir ya que ni siquiera había buscado un traje para poder ponerse y verse formal, tal y como decía la dichosa invitación, sería un fiesta formal en un lugar que para Ed no parecía serlo. Se recarga en el asiento de su escritorio y se queda mirando al techo mientras pensaba que sería lo correcto.
Al llegar a su departamento se recostó por unos minutos y luego vio la invitación que tenía a un lado. Ya había tomado la decisión y esa sería que tendría que ir a la fiesta, mínimo para tomar algo aunque no conociese a nadie. Se levanta de su cama y se dirige al baño para tomar una ducha refrescante, después se observa en el espejo y decide que era hora de rasurarse la barba que había dejado crecer por unos cuantos días.
Después de eso sale y comienza a vestirse con un traje que había dejado en la cama antes de tomar su ducha, con eso sería suficiente para la noche, no quería parecer tan formal aunque si no quedaba de otra no podía hacer mucho o si? Termina de vestirse para luego notar la hora en su celular, aun tenía tiempo así que mejor sale de su departamento y conduce hasta el famoso Velvet.
Al estar a una distancia considerable de la mansión, logro percatarse de lo que sería el evento y no le sorprendió porque sabía que gente del ámbito político, deportivo y artístico solían venir a esta lugar sin importar si llegaban a ser reconocidos por otras personas.
Tuvo que enseñar su pase en la entrada y sin más logro entrar, notando que en efecto era una fiesta algo costosa pero eso no le importo mucho. Miraba el lugar y recordó las palabras de un amigo de el acerca del sitio y de la pequeña ayuda que le pidió. Ed al recordar eso suspira y mejor se adentra, no tenía ni idea de como podía ayudar o bueno si sabía, solo que a el le tocaba realizar otros asuntos. Se baja del auto y después de unas palabras de bienvenida entro al gran salón, notando que en efecto, había gente que conocía como compañeros de el pero nada más, algo que le pareció desagradable al saber que eran casados o comprometidos. Camina un poco más y una rubia logra captar su atención, era parecida a Alana.
-¿Alana?-
Dijo al momento de acercarse a ella y bastante sorprendido porque de todas las personas que esperaba encontrarse, ella era la última que pensaría que estaría en este lugar, salvo que viniera acompañando a alguien pero los ojos de Ed solo veían que la chica estaba sola. Algo no encajaba pensaba Ed.
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Edward C. Broussard
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
El 30avo aniversario del Velvet significaba fiesta. Fiesta significaba más personas en el burdel, lo que para Luxx significaba más trabajo. Aquella semana había sido realmente agotadora. Los empleados tuvieron que hacer doble jornada para preparar, lo que sería, el gran evento del año. La griega ya sabía de memoria todo el decorado que llevaría el salón de actos, los bailes que iban a realizar las chicas, y hasta el discurso que daría una de las presentadoras de la noche. Sinceramente estaba harta de aquella dichosa celebración, y ni siquiera había comenzado. La noche anterior se había llevado a cabo la última reunión de personal, en donde los supervisores les informaron a todos los trabajadores los últimos detalles para que todo saliera perfecto. En aquella fiesta concurrirían las personas más ilustres de Helsinki, y presentarían ante la “sociedad” a los tres nuevos socios del Velvet: Luca Falcone, Cameron Hunter y Zebastián Zolezzi. Por lo tanto no debía que tener ningún error. Luxx había escuchado todas las indicaciones, sin mucho interés realmente. Ella ya sabía cuál era su rol en aquel lugar. Preparar y servir bebidas. La única cosa que diferenciaba esa noche con todas las demás; era que todos los empleados deberían vestir de forma exótica. Un capricho que había tenido la jefa. Ahora bien. ¿De dónde sacaría ropa exótica, teniendo un plazo de doce horas? Simplemente increíble.
Fue así que, en vez de descansar para la gran noche, se dedicó a recorrer toda la capital en busca del atuendo perfecto. Un disfraz que representara lo exótico, que fuese perfecto y que cumpliera con los requisitos impuestos por Anneli Nurmi. Fue así que cuatro horas antes de la fiesta, pudo encontrarlo, y sin dudarlo un minuto más, lo compró, volviendo a toda velocidad a su hogar. Se dio un baño de inmersión para relajarse, y luego cubrió cada centímetro de su piel con una crema hidratante. Ya que no había tenido tiempo de tomarse su merecido descanso, se dio tiempo para poder “mimar” un poco su cuerpo. Se maquilló cuidadosamente frente al espejo de su habitación, intentando que su maquillaje combinara con el vestido; peinó su larga melena morena, recogiéndola en parte, y adornando su cabello con unas peinetas; se calzó sus zapatos de tacón, y por último se puso el disfraz, cuidando de que no saltara ningún detalle. No podía negar que se veía ridícula, una vez que se evaluó frente al espejo. El lado bueno de todo aquello era que no iba a ser la única vestida tan ridículamente. O eso esperaba.
Chequeó la hora en su móvil, e hizo un gesto de disgusto al ver que estaba a punto de llegar tarde. Se dio los últimos retoques en su maquillaje y peinado; tomo su bolso con sus pertenencias personales, y sin mirar atrás, salió casi corriendo hacía donde tenía aparcado su coche; rezando para que el tráfico no estuviera tan difícil. Por suerte, no le tomo más de veinte minutos cruzar la ciudad para dar alcance a su trabajo. Estacionó en el lugar de siempre, y suspirando se bajo de su automóvil, solo para oír la carcajada del cuidador que yacía sentado en un taburete leyendo una revista. Una mirada fulminante por parte de la griega bastó para que esté se callara y siguiera con lo suyo. Mejor. No quería oír nada respecto a su “lindo disfraz”. Entró al Velvet, saludando a un par de empleados y colegas que ya se encontraban allí, también disfrazados de la misma forma, y en seguida ocupó su lugar en la barra, para comenzar a acomodar los vasos y las bebidas. De a poco comenzaron a caer los invitados, y ella soltó un último suspiro, mientras servía la primera de las tantas cervezas que pedirían aquella velada. Sería una larga noche.
Fue así que, en vez de descansar para la gran noche, se dedicó a recorrer toda la capital en busca del atuendo perfecto. Un disfraz que representara lo exótico, que fuese perfecto y que cumpliera con los requisitos impuestos por Anneli Nurmi. Fue así que cuatro horas antes de la fiesta, pudo encontrarlo, y sin dudarlo un minuto más, lo compró, volviendo a toda velocidad a su hogar. Se dio un baño de inmersión para relajarse, y luego cubrió cada centímetro de su piel con una crema hidratante. Ya que no había tenido tiempo de tomarse su merecido descanso, se dio tiempo para poder “mimar” un poco su cuerpo. Se maquilló cuidadosamente frente al espejo de su habitación, intentando que su maquillaje combinara con el vestido; peinó su larga melena morena, recogiéndola en parte, y adornando su cabello con unas peinetas; se calzó sus zapatos de tacón, y por último se puso el disfraz, cuidando de que no saltara ningún detalle. No podía negar que se veía ridícula, una vez que se evaluó frente al espejo. El lado bueno de todo aquello era que no iba a ser la única vestida tan ridículamente. O eso esperaba.
Chequeó la hora en su móvil, e hizo un gesto de disgusto al ver que estaba a punto de llegar tarde. Se dio los últimos retoques en su maquillaje y peinado; tomo su bolso con sus pertenencias personales, y sin mirar atrás, salió casi corriendo hacía donde tenía aparcado su coche; rezando para que el tráfico no estuviera tan difícil. Por suerte, no le tomo más de veinte minutos cruzar la ciudad para dar alcance a su trabajo. Estacionó en el lugar de siempre, y suspirando se bajo de su automóvil, solo para oír la carcajada del cuidador que yacía sentado en un taburete leyendo una revista. Una mirada fulminante por parte de la griega bastó para que esté se callara y siguiera con lo suyo. Mejor. No quería oír nada respecto a su “lindo disfraz”. Entró al Velvet, saludando a un par de empleados y colegas que ya se encontraban allí, también disfrazados de la misma forma, y en seguida ocupó su lugar en la barra, para comenzar a acomodar los vasos y las bebidas. De a poco comenzaron a caer los invitados, y ella soltó un último suspiro, mientras servía la primera de las tantas cervezas que pedirían aquella velada. Sería una larga noche.
- Trama:
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Luxx A. Afrodakis
Mensajes : 295
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Sonreí cínicamente mientras miraba a quien tenia enfrente, notando su miedo, pudiendo olerlo al mismo tiempo que lo veía temblar, transpirar de forma inhumana casi mientras me hablaba, con esa voz partida, temblorosa y débil. Podía ver en su mirada ese pedido, o mejor dicho suplica, por piedad, por perdón por su error, su mirada transparente dejaba ver el terror y pánico que estaba viviendo y que se había apoderado completamente de su ser. No paraba de decir idioteces y justificativos inservibles, ya había colmado mi paciencia completamente por lo que lentamente me levante, mirando a uno de mis acompañantes, un ruso que rondaba los dos metros, con una contextura física admirable, fornido e intimidante. * Basta… cállate un poco… * apenas murmure mientras llegaba a la par de Marat, mi compañero ruso, abriendo su saco para sacar de uno de sus bolsillos internos una navaja retractil, mirándola un momento para luego abrirla, girándola entre mis dedos para admirarla sin borrar de mi rostro esa sonrisa cínica que hacia poco se había dibujado * Me decís que no tenes mi dinero… que no vas a pagarme lo que me debes hace mas de dos semanas y queres que te perdone la vida… * lo mire mientras agitaba la navaja lentamente negando al mismo tiempo con mi mirada * No, no, no… Así no son las cosas… * entonces mire a Gerard, mi otro acompañante ese día y uno de mis mas fieles subordinados, podría decirse que un experto mafioso * Gerard… Vamos a tener que explicarle al pobre Joshep como son las cosas acá… Con nosotros… * murmure mientras me acercaba y sin mas tiraba bruscamente de su pelo, parado detrás de su silla, dejando todo su cuello al aire libre posando rápidamente la navaja en este deteniendo cualquier intento de movimiento del inservible * Vamos a ver, si esta vez un recordatorio sirve para que recuerdes que debes pagarnos el viernes que viene… * y sin esperar mas baje bruscamente la navaja sobre su mano derecha, amputándole de un corte certero y preciso el dedo anular de dicha mano. Pude escuchar su grito al sentir el daño, al igual que ver brotar la sangre, al tiempo que volvía a hacer otro corte igual sobre su dedo menique, terminando por amputárselo también. En este movimiento algo de sangre salpico mi camisa y mi pantalón, el de un traje azul oscuro muy elegante y particular, haciendo que suspire y finalmente soltara al entupido. * Espero que esto recuerde lo que debes hacer… nos vemos en siete días… * murmure mientras tomaba el saco para colocármelo y finalmente salir de esa patética casa seguido por mis compañeros, murmurándole a Gerard * Al próximo fallo muere el y toda su familia… * mire mi ropa y suspire mientras miraba el reloj * Rápido partamos a la mansión… Debo cambiarme para una fiesta… * murmure mientras me subía a mi Audi R8 y desaparecía del lugar seguido desde cerca por el auto de mis guardaespaldas.
Tenia poco tiempo para prepararme, pero el necesario para que todo estuviera perfecto. Luego de estacionar el auto en la entrada, pronto iba a volver a utilizarlo mire mi reloj confirmando mi suposición, sonriendo mientras miraba la puerta y me acercaba. Entre en la solitaria y silenciosa mansión, mirando como se acercaba una de las sirvientas seguramente a preguntarme si iba a cenar en casa y hablarme del posible menú, por lo que simplemente la espante con un gesto de mi mano mirándola seriamente, riéndome por dentro al ver como se paraba de golpe y en sus ojos brotaba cierto miedo, por lo que giro y desapareció inmediatamente. Mientras subía las escaleras largue una carcajada por la divertida imagen, una de las cosas que mas disfrutaba era eso, ver el temor que me tenia gran parte de la gente y como comprendían que estaban por debajo mío, que era mi decisión pisarlos y borrarlos del mapa o no. Entre a mi cuarto al mismo tiempo que me quitaba el saco, bajando mi vista hasta mi camisa resoplando * Maldito hijo de putas… era nueva la camisa… * murmure mientras me la quitaba para tirarla en una silla, ya luego la servidumbre se encargaría de ella. Termine de desvestirme y me adentre en la ducha, sintiendo el agua caer sobre mi cuerpo y relajándome, dejando que el agua masajeara y distendiera mi cuerpo pensando en lo que tenia por delante esa noche. Todavía me quedaban muchas cosas por hacer y muchos negocios por terminar. Después de una media hora por fin salí, secándome con una toalla mientras estudiaba el closet decidiendo que ponerme. Después de unos minutos me mire en el espejo, sonriendo por la elegancia y el porte que poseía vestido con ese magnifico traje, camisa y corbata negra, y los zapatos italianos que terminaban de demostrar el estilo que poseía. * Perfecto… * murmure mientras me encaminaba a las escaleras para partir por fin al Velvet.
Mientras manejaba por las calles de la ciudad mi mente volaba a mil por hora, pensando en lo que Anneli podría haber preparado para esta noche, pensando en lo que iba a ser esta gala. Estaba bastante entusiasmado y extasiado por la noche de hoy, aunque antes detestaba estas reuniones donde la hipocresía y falsedad de la gente era la gran estrella de la noche, pero eso había cambiado como casi todo el mi, ahora disfrutaba ver como todos se engañaban entre todos expectantes a ver cuando podían llegar a clavar el puñal por la espalda. Disfrutaba el demostrarle a la gran mayoría de la gente ilustre de la ciudad, que ahora era yo quien tenia el poder y a quien debían respetar y temer, disfrutaba intensamente el ver como mas de uno se tragaba sus palabras y pensamientos sobre un pequeño niño idiota por miedo a lo que les pueda pasar si se metían conmigo. Finalmente había llegado y casi ni me había dado cuenta, mi inconciente había detenido el auto enfrente de la puerta del Velvet, por lo que me baje sonriendo mirando fijamente al joven que iba a tomar las llaves de mi auto * Un simple rayón y estas muerto… * apenas murmure seriamente sin mirarlos siquiera mientras dejaba las llave en sus manos y me giraba para encontrarme con ella finalmente. Sonriendo me acerque mientras nuestras miradas se encontraban y sostenían * Hola Marlene…Estas radiante hoy… * comente mientras me acercaba hasta llegar a su lado y besarla intensamente, separándome después con una sonrisa y comenzando a caminar rumbo al lugar, sintiendo como ella se agarraba de mi brazo para seguirme * La fiesta nos espera… * murmure mientras entraba sin detenerme a prestarle atención a la rubia hueca que estaba en la puerta pidiendo las invitaciones, ya todo el mundo acá sabia quien era por lo que nadie se entrometía en mi camino y dudaba que la hueca lo hiciera si no deseaba terminar muy mal. Cuando por fin entre confirme que mis ideas habían sido correctas, Anneli realmente nos iba a brindar una noche memorable como era de esperar. Justo habíamos entrado cuando la presentadora hacia su trabajo y la fiesta comenzaba, por lo que al tiempo que tomaba una copa de champagne de una de las mozas que pasaban a nuestro alrededor comente sonriendo a Marlene * La diversión por fin acaba de comenzar… *
Tenia poco tiempo para prepararme, pero el necesario para que todo estuviera perfecto. Luego de estacionar el auto en la entrada, pronto iba a volver a utilizarlo mire mi reloj confirmando mi suposición, sonriendo mientras miraba la puerta y me acercaba. Entre en la solitaria y silenciosa mansión, mirando como se acercaba una de las sirvientas seguramente a preguntarme si iba a cenar en casa y hablarme del posible menú, por lo que simplemente la espante con un gesto de mi mano mirándola seriamente, riéndome por dentro al ver como se paraba de golpe y en sus ojos brotaba cierto miedo, por lo que giro y desapareció inmediatamente. Mientras subía las escaleras largue una carcajada por la divertida imagen, una de las cosas que mas disfrutaba era eso, ver el temor que me tenia gran parte de la gente y como comprendían que estaban por debajo mío, que era mi decisión pisarlos y borrarlos del mapa o no. Entre a mi cuarto al mismo tiempo que me quitaba el saco, bajando mi vista hasta mi camisa resoplando * Maldito hijo de putas… era nueva la camisa… * murmure mientras me la quitaba para tirarla en una silla, ya luego la servidumbre se encargaría de ella. Termine de desvestirme y me adentre en la ducha, sintiendo el agua caer sobre mi cuerpo y relajándome, dejando que el agua masajeara y distendiera mi cuerpo pensando en lo que tenia por delante esa noche. Todavía me quedaban muchas cosas por hacer y muchos negocios por terminar. Después de una media hora por fin salí, secándome con una toalla mientras estudiaba el closet decidiendo que ponerme. Después de unos minutos me mire en el espejo, sonriendo por la elegancia y el porte que poseía vestido con ese magnifico traje, camisa y corbata negra, y los zapatos italianos que terminaban de demostrar el estilo que poseía. * Perfecto… * murmure mientras me encaminaba a las escaleras para partir por fin al Velvet.
Mientras manejaba por las calles de la ciudad mi mente volaba a mil por hora, pensando en lo que Anneli podría haber preparado para esta noche, pensando en lo que iba a ser esta gala. Estaba bastante entusiasmado y extasiado por la noche de hoy, aunque antes detestaba estas reuniones donde la hipocresía y falsedad de la gente era la gran estrella de la noche, pero eso había cambiado como casi todo el mi, ahora disfrutaba ver como todos se engañaban entre todos expectantes a ver cuando podían llegar a clavar el puñal por la espalda. Disfrutaba el demostrarle a la gran mayoría de la gente ilustre de la ciudad, que ahora era yo quien tenia el poder y a quien debían respetar y temer, disfrutaba intensamente el ver como mas de uno se tragaba sus palabras y pensamientos sobre un pequeño niño idiota por miedo a lo que les pueda pasar si se metían conmigo. Finalmente había llegado y casi ni me había dado cuenta, mi inconciente había detenido el auto enfrente de la puerta del Velvet, por lo que me baje sonriendo mirando fijamente al joven que iba a tomar las llaves de mi auto * Un simple rayón y estas muerto… * apenas murmure seriamente sin mirarlos siquiera mientras dejaba las llave en sus manos y me giraba para encontrarme con ella finalmente. Sonriendo me acerque mientras nuestras miradas se encontraban y sostenían * Hola Marlene…Estas radiante hoy… * comente mientras me acercaba hasta llegar a su lado y besarla intensamente, separándome después con una sonrisa y comenzando a caminar rumbo al lugar, sintiendo como ella se agarraba de mi brazo para seguirme * La fiesta nos espera… * murmure mientras entraba sin detenerme a prestarle atención a la rubia hueca que estaba en la puerta pidiendo las invitaciones, ya todo el mundo acá sabia quien era por lo que nadie se entrometía en mi camino y dudaba que la hueca lo hiciera si no deseaba terminar muy mal. Cuando por fin entre confirme que mis ideas habían sido correctas, Anneli realmente nos iba a brindar una noche memorable como era de esperar. Justo habíamos entrado cuando la presentadora hacia su trabajo y la fiesta comenzaba, por lo que al tiempo que tomaba una copa de champagne de una de las mozas que pasaban a nuestro alrededor comente sonriendo a Marlene * La diversión por fin acaba de comenzar… *
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Alphonse R. Elric
Mensajes : 113
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Ciudadanos ilustres con antifaces que permiten ocultar algunas identidades transitan por entre los pasillos y el salón central del Velvet adornado con rosas color carmesí y tules de un color blanco que discrepan en su totalidad con la poca inocencia que habita en aquel lugar
Al igual que todos los clientes VIP y demás personalidades de Helsinki, Danka recibió la invitación para acudir al 30° Aniversario del Club Velvet 69. Al principio la rubia no estuvo segura de acudir, pero con el pasar de la semana y que la fiesta era de antifaces, la curiosidad la animó a confirmar su presencia. La noche del evento, se puso un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] color blanco con un lazo melocotón y un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] a juego. Hacía mucho tiempo que no iba a una fiesta de esas proporciones y el plus del antifaz, la ponía de buen humor. Llegó cinco minutos después de la hora pactada y entregó las llaves de su auto a uno de los tantos empleados que esa noche apenas si se daban abasto para atender a los clientes que llegaban —Procura no dejarlo muy lejos, no se cuánto tiempo estaré aquí— Dijo alisando su lacio cabello con los dedos y acomodando el antifaz en su rostro. Después Danka se dispuso a entrar en la fiesta, llevando entre sus manos el pequeño bolso en combinación con su ropa.
Lo que vió no la desilucionó. El Velvet estaba radiante, de su habitual decoración no quedaba nada, todo era nuevo y novedoso. La rubia se mordió el labio interesada en qué diversos juegos tendrían pensados para entretener a sus habituales clientes. Esa sería una noche inolvidable, podía asegurarlo nada más viendo a su alrededor con ansiedad. No reconoció a nadie, y eso que algunos no llevaban antifaz. Danka se preguntó si solo ella lo usaría; siempre podía guardarlo en su bolso. Se sintió un tanto intimidada por tanta gente desconocida que la rodeaba, pero respiró dos veces y automáticamente brotó de sus labios una sonrisa cálida. Esto no debia ser más intenso que una reunión con jueces, asi que podía superarlo con creces —Tranquila, solo es otra fiesta más y en esta te la pasarás muy bien— Murmuró entre dientes, segura de que nadie la había escuchado y tomó entre sus dedos una copa que le ofrecía el mesero.
Lo que vió no la desilucionó. El Velvet estaba radiante, de su habitual decoración no quedaba nada, todo era nuevo y novedoso. La rubia se mordió el labio interesada en qué diversos juegos tendrían pensados para entretener a sus habituales clientes. Esa sería una noche inolvidable, podía asegurarlo nada más viendo a su alrededor con ansiedad. No reconoció a nadie, y eso que algunos no llevaban antifaz. Danka se preguntó si solo ella lo usaría; siempre podía guardarlo en su bolso. Se sintió un tanto intimidada por tanta gente desconocida que la rodeaba, pero respiró dos veces y automáticamente brotó de sus labios una sonrisa cálida. Esto no debia ser más intenso que una reunión con jueces, asi que podía superarlo con creces —Tranquila, solo es otra fiesta más y en esta te la pasarás muy bien— Murmuró entre dientes, segura de que nadie la había escuchado y tomó entre sus dedos una copa que le ofrecía el mesero.
Invitado
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Una mágica noche es lo que parecía ser esta que envuelve el Velvet, Alana con recorría el lugar con un poco de curiosidad ya que increíblemente era la primera vez que entraba en forma, por lo regular sus negocios y tratos los realizaba fuera o por va telefónica como ya era una costumbre últimamente, tras recorrer el lugar un poco un camarero la encamina a lo que seria el centro de la reunión un enorme salón adornado de la manera exquisita y elegante lo que no sorprendió para nada a la chica rubia, sabia que los dueños del Velvet eran personas con alto gusto la calidad, moda y al mismo tiempo comodidad.
Al entrar es recibida por una copa de vino en este caso la mujer recibe una copa de vino espumoso blanco lo que le cayo perfectamente para ambientarse al momento y al mismo tiempo refrescar su paladar, el camarero le indico a la rubia mujer cual seria su mesa designada... Interesante la mujer tenia designada una mesa, un asiento una sonrisa leve en su rostro apareció, una sonrisa de satisfacción al darse cuenta que al menos dentro de este mundo su trabajo era reconocido por dichos dueños.
Ya instalada en lo que seria su lugar por el resto de la noche se acomoda para contemplar la llegada de los demás invitados, entre ellos alguno que otro conocido como el nuevo dueño del Velvet lo que le llamo la atención ya que era la primera ocasión en que lo veía.... "Nada mal"...... Pensó la mujer al verle, tranquilamente dando pequeños tragos a su bebida seguía observando la llegada de los invitados, algunos de nombre los conocía otros solo de vista, hasta que Anneli la uncia Dueña del Velvet apareció un gesto de saludo con la cabeza fue lo único que la joven rubia realizo cuando cruzo mirada con ella.
Aunque la llegada de alguien en particular le llamo la atención, pero por momentos la mujer se distrajo cuando otro de los invitados se acerco a saludarle, ella no le conocía pero al parecer esa persona si le conocía claro esta Alana no seria grosera ni pedante así que simplemente respondió al saludo de la mejor manera saludo que solo duro unos segundos pero suficientes para que cuando regresara su vista a la entrada esa persona que creyó reconocer desapareciera perdiéndose entre los invitados.
Una conocida voz masculina dijo su nombre haciéndola girar para ver de quien provenía esa voz y su sorpresa fue mayor al encontrarse con Ed ya que no esperaba encontrarlo en un evento como este y menos que fuera cliente del Velvet ya que hasta donde sabia entre los invitados incluían clientes.
-Edward?... Pero que sorpresa encontrarte en este magno evento- Le dijo la rubia como respuesta a su nombre confirmando obviamente que era ella.
Al entrar es recibida por una copa de vino en este caso la mujer recibe una copa de vino espumoso blanco lo que le cayo perfectamente para ambientarse al momento y al mismo tiempo refrescar su paladar, el camarero le indico a la rubia mujer cual seria su mesa designada... Interesante la mujer tenia designada una mesa, un asiento una sonrisa leve en su rostro apareció, una sonrisa de satisfacción al darse cuenta que al menos dentro de este mundo su trabajo era reconocido por dichos dueños.
Ya instalada en lo que seria su lugar por el resto de la noche se acomoda para contemplar la llegada de los demás invitados, entre ellos alguno que otro conocido como el nuevo dueño del Velvet lo que le llamo la atención ya que era la primera ocasión en que lo veía.... "Nada mal"...... Pensó la mujer al verle, tranquilamente dando pequeños tragos a su bebida seguía observando la llegada de los invitados, algunos de nombre los conocía otros solo de vista, hasta que Anneli la uncia Dueña del Velvet apareció un gesto de saludo con la cabeza fue lo único que la joven rubia realizo cuando cruzo mirada con ella.
Aunque la llegada de alguien en particular le llamo la atención, pero por momentos la mujer se distrajo cuando otro de los invitados se acerco a saludarle, ella no le conocía pero al parecer esa persona si le conocía claro esta Alana no seria grosera ni pedante así que simplemente respondió al saludo de la mejor manera saludo que solo duro unos segundos pero suficientes para que cuando regresara su vista a la entrada esa persona que creyó reconocer desapareciera perdiéndose entre los invitados.
Una conocida voz masculina dijo su nombre haciéndola girar para ver de quien provenía esa voz y su sorpresa fue mayor al encontrarse con Ed ya que no esperaba encontrarlo en un evento como este y menos que fuera cliente del Velvet ya que hasta donde sabia entre los invitados incluían clientes.
-Edward?... Pero que sorpresa encontrarte en este magno evento- Le dijo la rubia como respuesta a su nombre confirmando obviamente que era ella.
Alana Moore
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
«No sería la causa, sino en el efecto que dejaría.»
Sentenció, justo mientras su diestra colocaba el reloj sobre su muñeca. Aunque sus acciones eran automáticas, era maquinal, desde el momento que salió de la ducha, consecuentemente se colocaba el traje y se arreglaba de manera formal. No prestaba atención a los detalles, a pesar de ser consciente que no llegaría quizás un poco tarde, o con suerte justo a tiempo. Su mente, por el contrario, era la que andaba un poco agitaba de algún modo, era lo contrario a lo que su apariencia tranquila expresaba. Por un momento llegar a pensar si era realmente necesario todo esto, pero al segundo siguiente la idea se desecho. De opciones estaba llena cada situación a la que uno vivía. Independientemente de que se tratara de un si o no, izquierda o derecha, arriba o abajo, libertad o esclavitud… O de algo tan complicado como era de la vida o la muerte. Siempre lo habría, y solo se podía escudar con un “No tenía opción”, pero lo más valiente y sensato era vivir con el resultado de lo que se decidió. Por fortuna, se podría decir la decisión que aquella noche Zebastian tenía, era tan evidente como necesaria. El ir a la fiesta, unas de las razones sería que se presentaría el nuevo rol que jugaba en aquel lugar; segundo, la fiesta prometía mas de lo que realmente dejaba relucir; tercero, cuarto y quita… muchas razones podría haber, pero la mas potente era que no iba a dejar sola a Anneli, como jefa, y a su Dorothy como mujer.
Había querido estar con ella en ese momento de partir a la fiesta, pero fue un infortunio que otros asuntos ajenos no permitieran eso. Además, de haberse ido a su lado, consciente de la elección del atuendo de la mujer, se iba asegurar de atrasar la llegada de ambos a tan dicho y esperado evento. Fuese sido digno de vivir, pero hoy debía mantener la calma en mas de una situación. Por supuesto, mantener su promesa.
Minutos después, al asegurarse que estaba totalmente listo en todo sentido, decidió que era momento de marchar y no darle mas largas al asunto. El camino le resulto relativamente corto, la única demora fue el encargo que tuvo que realizar, debía aprovechar ciertas oportunidades. Aun así, todo estaba demasiado tranquilo para su gusto, o quizás se había acostumbrado a los ajetreos de la cuidad. Siempre había sido parte de ella, sin embargo, desde hacía un tiempo había cambiado algo. No, la cuidad no, ni mucho menos los alrededores, solo lo había hecho él. No era el único en percatarlo, tampoco el único afectado… Solo era más complejo para él, que para otros.
Por lo menos, esa noche no era para ese tipo de preocupaciones, no de manera directa. Pero por ahora, solo debía estar presentable, aceptable y lucir con ese típica sonrisa ladina en él. Mostrar lo necesario, lo que todos debían ver de él. Ni más, ni menos. Al fin de cuentas, eso no sería problema… Después de todo, seguramente todos se encargarían de lo mismo, de un trato político.
– Hmmm – Un sonido escapo de sus labios, aun así algo silencioso, era como disfrutar y deleitarse con un platillo exquisito, que dilataba los sentidos gustativos. Fue la reacción que le dio el contemplar tantos detalles, tanta exquisitez y delicadeza por parte de aquella fiesta. Sorprendente, no solo el salón en si mismo, sino la combinación que también le daba tantas personas que asistían a la fiesta, que se desplazaban por el salón, hablan entre sí, otros solitarios, los de miradas curiosas que nunca faltaban… Y hasta el servicio, todo como piezas que encajaban entre si a la perfección.
Tuvo tiempo de admirar el lugar-y las personas-, del espectáculo, también de presentarse. Nunca le había interesado ser presentado de aquella manera, pero tuvo tanta decencia como cualquier otro caballero. En fin, un par de inicios a aquella fiesta, un previo juego de integridad… De la cual seguramente muchos en ese lugar carecían.
– ¿Te he comentado que eres la lujuria personificada para mí? – La voz de él fue suave y calmada, profunda y significativa, digna de un pequeño secreto entre una pareja. No sabía porque, pero era inevitable querer sorprender a la morena por detrás, colocar las manos sobre sus hombros y, al hablarle al oído, profanarle una leve caricia con la yema de sus dedos sobre su piel al descubierto. Dedico un beso a su mejilla, mientras el olor de ella se impregnaba en él, distinguido y encantador. Luego, solo buscaría un beso de esos labios, como una travesía, una sonrisa se marco en sus labios… Solo que esta vez el motivo era evidente.
Por supuesto, no era el momento exacto para envolverse en ese tipo de… burbujas que a veces entre ellos formaban, o así era el parecer de él. La fiesta requería de total atención. Por lo que no tardaría en ocupar otro tipo de conversaciones, tanto entre ellos como en otros ajenos. Porque tenía en mente ir a saludar a ciertas personas que merecían el tiempo, algunas de las cuales ya había repasado con la mirada, y saludado con la misma.
Invitado
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
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Una gran fiesta en el Velvet, el treinta aniversario de uno de los locales más reputados de la capital finlandesa. La ciudad fría, del eterno hielo y las noches largas. La ciudad que parecía lo que no era, y que ocultaba sombras tras sus relucientes fachadas adornadas. Sombras de lo que podía ser algo temible, un monstruo en las profundidades del mar, una criatura que se alimentara por el dinero, por su propio ego y por el miedo de las mujeres. Aquella no iba a ser una noche cualquiera en el club nocturno, sin ninguna duda sería una de esas ocasiones que son recordadas y quedan para la posteridad. Dentro de algunos años todos los invitados seguirían recordando aquella fiesta que se dio en el local. Si algo les gustaba a los dueños del Velvet era saber quedar bien en sociedad, que su imagen fuera buena, y de ese modo que sus negocios turbios pudieran seguir realizándose sin levantar la más mínima sospecha. Era una buena táctica. Ahora, había tres nuevos socios. Tres nuevos socios a los que tenía que acercarme y conocer, intentar averiguar algo importante en sus conversaciones. Y además, tenía que encontrarme con otros colegas, por el bien de la investigación.
Había llegado con un coche diferente, no el mío, un coche que pareciera de alguien más adinerado de un auténtico cliente VIP. El jaguar relucía cuando me bajé para que el aparcacoches lo llevara a su lugar. La Interpol sabía estirarse un poco cuando quería, y lo cierto es que tenían demasiadas ganas de acabar con todos los negocios ocultos del local. Tal vez por una fijación desde hace tiempo con el dueño anterior, Gallager. Caminé hasta la puerta del lugar, ese que pisaba día tras día. La gente estaba por todas partes comenzando a abarrotar las instalaciones elegantemente preparadas para la ocasión. Sabía que Luxx trabajaba aquella noche y quise acercarme para saludarla, pero no la encontré. Mi mirada acabó perdida por el sitio sin dar con ella. Mierda.
Me quedé observando el lugar, localizando a la gente, intentando hacerme un mapa mental de la situación. Poder controlar en cada momento a las personas importantes, situar al resto de policías que andarían por allí. pasar desapercibido, regla de oro, lo más importante. Aparentar ser ese cliente VIP que se suponía que era. Una noche importante para la investigación, tal vez en algún momento pudiera asaltar a algunos de los dueños y entablar conversación con ellos, ganarme la confianza de los desconocidos. La boca del lobo, allí estaba, esta vez con más peligro que otras pero tenía que estar siempre al pie del cañón. Saqué la cajetilla de tabaco y encendí un cigarro, el primero de la noche. Solté el humo mientras seguía buscando a Luxx. Ah, allí está. La observé, sonriendo, al final sus vestidos se habían quedado en el armario, no eran sus opciones para venir a la fiesta. Caminé entre la multitud en dirección a ella, dejando un potente rastro de humo de Lucky Strike y colonia para hombre tras de mí.
Åke Y. Söderström
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Descendí de aquel auto, pudiendo observar como entonces el clima se tornaba algo agreste,, es increíble, pero era como si el cielo intentará prevenirnos de los sucesos extraños que iban a acontecer esta noche, era una corazonada y mis corazonadas jamás se equivocaban.
Como estampidas de caballos cabalga mi corazón, a mil por hora, galopaba con un intensidad para nada furtiva, ¡si!, lo admito estaba demasiado nerviosa, más ese demasiado no llegaba a ser mucho puesto que aún y así podía vanagloriarme de tener un absoluto autocontrol tanto de mis actos como de mis pensamientos “mesura Hanna Essi, mucha mesura” me repetía mil y una veces a la vez que emprendía el paso. Nos dirigimos al lugar del encuentro y en ese momento y por primera vez en lo que llevaba de noche giré mi rostro para sonreírle así a mí acompañante, no le tenía mucha confianza, pero debía admitir que con ese pequeño acto era mucho lo que estaba poniendo en juego aquel sujeto, se merecía entonces el don de la duda, ¿o me equivoco? – Bien señor Heidegger- estreché mis labios y me detuve de inmediato bajando mi mirada para entonces clavarla en mis píes los cuales moví un poco más hacía adentro, justo hasta lograr juntar por completo mis piernas – todo ya esta perfectamente arreglado. La invitación no es falsa, es légitima, por lo que no tendremos problema alguno en entrar- expresé mientras mandaba mi mano a mi bolso y extraía la tarjeta con letrillas doradas que se suponían eran el pase de cortesía para entrar al magno evento – como puede ver..- expresé mientras se la extendía- somos el señor y la señora Brighman, magnates recién casados por supuesto y que han venido por cuestiones de negocios a este lugar. Estamos buscando expandir nuestros empresa y estamos buscando lugares aquí en los cuales invertir-sonreí dejando que el tomará la tarjeta mientras yo aprovechaba y buscaba mi antifaz el cual puse de inmediato sobre mi rostro. Suerte que hasta el momento había manejado un perfil bajo, por lo que no se me dificultaría lograr infiltrarme en el gran Velvet, solo era cuestión de suerte e iba por esta segura y de frente, ya nada me detendría, iba a obtener esta primicia, tuviera lo que tuviera que hacer. – si en verdad me equivoque, espero que me disculpe después por eso, de seguro usted estará pensando que lo estoy metiendo en el ojo del huracán y la verdad es que… bueno no esta muy alejado de la realidad, a partir de ahora será un enemigo público debe andar con píes de plomo, confiar en pocos y por supuesto, ser precavido en uno que otro asunto, así debe ser este negocio- expresé encogiéndome de hombros mientras le miraba con una sensación de molestia producida por esa pequeña máscara que ahora llevaba.
-Querido, ¿entramos?- le tomé del brazo y me encamine junto con él entrando al lugar, lo que hizo que una sonrisa de triunfo se dibujará en mi inocente rostro; por fin, por fin iba poder ingresar como quería a ese lugar, quería develar al mundo lo que allí se escondía, lo que se escuchaba entre murmullos, gritos de impotencia y dolor que permeaban las calles de Helsinki.
Como estampidas de caballos cabalga mi corazón, a mil por hora, galopaba con un intensidad para nada furtiva, ¡si!, lo admito estaba demasiado nerviosa, más ese demasiado no llegaba a ser mucho puesto que aún y así podía vanagloriarme de tener un absoluto autocontrol tanto de mis actos como de mis pensamientos “mesura Hanna Essi, mucha mesura” me repetía mil y una veces a la vez que emprendía el paso. Nos dirigimos al lugar del encuentro y en ese momento y por primera vez en lo que llevaba de noche giré mi rostro para sonreírle así a mí acompañante, no le tenía mucha confianza, pero debía admitir que con ese pequeño acto era mucho lo que estaba poniendo en juego aquel sujeto, se merecía entonces el don de la duda, ¿o me equivoco? – Bien señor Heidegger- estreché mis labios y me detuve de inmediato bajando mi mirada para entonces clavarla en mis píes los cuales moví un poco más hacía adentro, justo hasta lograr juntar por completo mis piernas – todo ya esta perfectamente arreglado. La invitación no es falsa, es légitima, por lo que no tendremos problema alguno en entrar- expresé mientras mandaba mi mano a mi bolso y extraía la tarjeta con letrillas doradas que se suponían eran el pase de cortesía para entrar al magno evento – como puede ver..- expresé mientras se la extendía- somos el señor y la señora Brighman, magnates recién casados por supuesto y que han venido por cuestiones de negocios a este lugar. Estamos buscando expandir nuestros empresa y estamos buscando lugares aquí en los cuales invertir-sonreí dejando que el tomará la tarjeta mientras yo aprovechaba y buscaba mi antifaz el cual puse de inmediato sobre mi rostro. Suerte que hasta el momento había manejado un perfil bajo, por lo que no se me dificultaría lograr infiltrarme en el gran Velvet, solo era cuestión de suerte e iba por esta segura y de frente, ya nada me detendría, iba a obtener esta primicia, tuviera lo que tuviera que hacer. – si en verdad me equivoque, espero que me disculpe después por eso, de seguro usted estará pensando que lo estoy metiendo en el ojo del huracán y la verdad es que… bueno no esta muy alejado de la realidad, a partir de ahora será un enemigo público debe andar con píes de plomo, confiar en pocos y por supuesto, ser precavido en uno que otro asunto, así debe ser este negocio- expresé encogiéndome de hombros mientras le miraba con una sensación de molestia producida por esa pequeña máscara que ahora llevaba.
-Querido, ¿entramos?- le tomé del brazo y me encamine junto con él entrando al lugar, lo que hizo que una sonrisa de triunfo se dibujará en mi inocente rostro; por fin, por fin iba poder ingresar como quería a ese lugar, quería develar al mundo lo que allí se escondía, lo que se escuchaba entre murmullos, gritos de impotencia y dolor que permeaban las calles de Helsinki.
- Gala:
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Invitado
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Se notaba que en este evento había demasiadas personas importantes, algunos para el gusto de Ed eran políticos y eso porque alguno que otro le parecía conocido, pero con la distancia y la iluminación del lugar no podía estar muy seguro de sus afirmaciones.
Miraba a su alrededor con cautela, no estaba seguro de que era lo que podría pasar en este lugar pero lo que si sabía es que no sacaría algo bueno de esta situación; ni siquiera estaba convencido del porque estaba ahí, porque al final decidió aceptar pero otra vez recordó que había quedado en que iría, osea que simplemente iba por trabajo, como siempre que se vestía de formal siempre era por trabajo, ya era costumbre.
Volviendo a la realidad de estos segundos, su vista se vuelve a fijar en Alana quien al parecer se había sorprendido de verle en este evento y la comprendía porque el también estaba igual de sorprendido. No encontraba explicación lógica del porque estuviera aquí, salvo que viniera con alguien.
-Evento, no logro entender lo de magno todavía y bueno, lo mismo digo de ti. No esperaba que una mujer como tu pudiera tener conexión con un lugar como este y más con su gente-
Comento en el momento que un mesero se acercaba y le ofrecía una copa de vino, la cual toma y la acerca a la de Alana para que chocara la suya con la de el. Aun así, no podía quitarse la duda el porque ella se encontraba ahí pero no impedía que le diera gusto el poder verla de nuevo.
Su mirada vuelve a recorrer el lugar como si estuviese buscando algo y valla que lo encontraba pero no le hacía mucha gracia. Esperaba salir lo más rápido posible de este lugar, no le hacía mucha gracia el ambiente en el que se encontraba.
Miraba a su alrededor con cautela, no estaba seguro de que era lo que podría pasar en este lugar pero lo que si sabía es que no sacaría algo bueno de esta situación; ni siquiera estaba convencido del porque estaba ahí, porque al final decidió aceptar pero otra vez recordó que había quedado en que iría, osea que simplemente iba por trabajo, como siempre que se vestía de formal siempre era por trabajo, ya era costumbre.
Volviendo a la realidad de estos segundos, su vista se vuelve a fijar en Alana quien al parecer se había sorprendido de verle en este evento y la comprendía porque el también estaba igual de sorprendido. No encontraba explicación lógica del porque estuviera aquí, salvo que viniera con alguien.
-Evento, no logro entender lo de magno todavía y bueno, lo mismo digo de ti. No esperaba que una mujer como tu pudiera tener conexión con un lugar como este y más con su gente-
Comento en el momento que un mesero se acercaba y le ofrecía una copa de vino, la cual toma y la acerca a la de Alana para que chocara la suya con la de el. Aun así, no podía quitarse la duda el porque ella se encontraba ahí pero no impedía que le diera gusto el poder verla de nuevo.
Su mirada vuelve a recorrer el lugar como si estuviese buscando algo y valla que lo encontraba pero no le hacía mucha gracia. Esperaba salir lo más rápido posible de este lugar, no le hacía mucha gracia el ambiente en el que se encontraba.
Edward C. Broussard
Mensajes : 189
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia. –Woody Allen
Las fiestas en donde se reúne la alta sociedad no son más que meros teatros. Siempre buscando llenar los frívolos vacíos con sonrisas huecas, halagos hipócritas, en resumen, gente fingiendo que le agrada otra solo para llegar a tener un beneficio de ellos en el futuro. Es por eso y muchas cosas más que detestas ir a ese tipo de eventos, no porque tú seas la excepción a la regla, sino, porque te basta con cargar tu propia hipocresía. Pero aun así, irás a esa fiesta. El 30avo aniversario del Velvet 69 proclama tu presencia, no puedes faltar, no ahora que eres socia de ese lugar y ahora llevas la responsabilidad de que todo siga bajo ese temple y esplendor, que tanto lo ha caracterizado por tres décadas.
Con calma te diriges a la tina, antes de ir al circo, donde se hará la presentación de los nuevos socios, debes arreglarte. El agua recorre tu piel, empapándote cada centímetro, sin dejar nada sin cubrir. Entonces abres los ojos y sales de tu trance, ya es hora de empezar a arreglarte de verdad. El vestuario escogido para esa velada especial, ha sido un sencillo pero elegante vestido negro, con un escote en la parte de la espalda que permite ver tu silueta a la perfección. Los accesorios escogidos para resaltar la vestimenta son una pulsera dorada, un gran anillo de la misma tonalidad y un pequeño bolso en el cual solo llevas lo necesario. Todo sencillo pero sin lugar a dudas, todo encaja a la perfección. En el peinado optas por algo más natural, llevas la castaña cabellera suelta, dando ese toque aun más femenino en ti. Un suspiro brota cuando te das la última mirada en el espejo. Has terminado de arreglarte justo cuando se escucha el timbre de la gran casona que recientemente has adquirido. Bajas con toda tranquilidad, manteniendo tu expresión de forma fría e inerte, pero cuando ves a tu acompañante esperándote no puedes evitar embozar una pequeña sonrisa ladina. –Que elegante estamos esta noche Neal.- le dices aun desde las escaleras. –Solo espero poder haber alcanzado nivel.- bromeas.
Sin mucha prisa se dirigen al auto que ya lo espera. La noche es joven, pero ya deja ver ese destello de sorpresa, por supuesto, no podía ser para menos.
El trayecto no dura tanto como esperabas. « Así es mejor » piensas para ti. Al llegar los flashazos no se hacen esperar, por supuesto, toda la alta sociedad finlandesa está en el magno evento, nadie puede salvarse del acoso de las cámaras. Como ya dije, el aniversario del Velvet, promete. Le tomas el brazo a Neal, y sin más entran al lugar. La elegancia, es lo único que se puede observar a donde sea que se le mire. Anneli se esforzó de manera espectacular.
Un ligero golpe en el micrófono hace que todos los presentes guarden silencio, todos se olvidan de sus pláticas banales y posan la atención en una joven rubia que será la encargada de ir guiando el programa, el cual, al parecer estaría lleno de grandes eventos y sorpresas para los asistentes. Se presenta a los nuevos socios del Velvet -en el cual estás incluida-. Cuando te nombran, el reflector te ilumina, diriges una sonrisa a modo de saludo, acompañado con un sutil ademán de mano. La luz te deja de enfocar, la rubia siguen diciendo lo que sea que diga. Cuando todo termina todo eso, se inicia con el primer show que amenizará la noche. Una joven de facciones hindues empieza lo que resulta ser una danza bastante hipnotizante, pues nadie parecer poder quitarle la vista de encima.
Ladeas el rostro, al mismo tiempo que logras tomas una copa de champagne, que pasan ofreciendo los camareros. –Eso va a ser muy interesante.- comentas al aire, sonriendo. Despegas la vista de la joven asiática y miras a tu acompañante. -¿Qué opinas tú?
- Vestuario:
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Cameron E. Hunter
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Luxx apretó los dientes, y los rechino con fuerza, en el instante en que uno de los invitados "elogió" de forma demasiado directa su forma de vestir. Tendría que hacer uso de toda su paciencia sino quería que uno de sus puños terminará en la boca de ellos. Por suerte, como era solamente la barwoman, no era necesario que paseara por el salón; lo que evitaría más comentarios incómodos. No podía negar que deseaba que aquella noche llegará rápidamente a su fin. Quería deshacerse de aquel disfraz que la hacía sentir tan rara. Lo único que la podía consolar, era que todos los trabajadores estaban vestidos de forma parecida a la morena. Suspiró suavemente, mientras preparaba rápidamente unos cuantos martinis. Las camareras practicamente volaban desde el centro de la habitación hasta la barra, dejando las bandejas para que volvieran a ser llenadas. Los guardias de seguridad, merodeaban alrededor, cuidando de no ocurriríera ningún disturbio, y las chicas, escasamente vestidas para realzar su imponente belleza, contoneaban sus caderas de forma sensual y delicada; logrando que la mayoría de los presentes se vieran embelesados por ellas. Estaba saliendo todo perfecto. Tal como lo quería la jefa y sus socios. La música sonaba, suave, y la griega, canturreaba para sí misma, mientras sus hábiles manos se dedicaban a jugar con la coctélera, preparando todo tipo de tragos y su sonrisa, permanecía plasmada en su rostro. Un par de personas se sentaron en la barra, y ella se acercó para serviles unas simples cervezas. Tenía bastante trabajo. Pero por suerte, pronto llegaría la hora del espectáculo, y allí tendría su momento de descanso. Aunque fuese breve. Ella lo recibiría con los brazos abiertos.
Miro distraídamente hacía su alrededor, sin admitir que esta buscando a alguien. Alguien a quien extrañaba de forma casi dolorosa, pero que nunca en su vida lo admitiría. Días atrás, Åke le había confirmado su asistencia a aquel evento. Así que no tardaría en llegar allí. No pudo evitar hacer una mueca al imaginar alguna risa por su parte cuando la viera vestida de esa forma. Bueno, por lo menos lo escucharé reír pensó en su fuero interno, mientras se inclinaba un poco para escuchar la petición de otro de los invitados. Absenta. Aún no llegaba a la medianoche y ya querían a comenzar a beber, bebidas fuertes; mas no dijo nada y luego de asentir, se dedicó a servirle lo que le pedían, y a limpiar rápidamente la barra para que todo siguiera permaneciendo reluciente. Levantó la vista de los vasos que había comenzado a secar cuando hicieron las presentaciones de los nuevos socios del Velvet. No pudo evitar estremecerse al ver a los dos hombres saludar con un gesto serio. Debían de tener algo raro, porque no pudo evitar sentirse incómoda. Se removió en su lugar y sacudió brevemente su cabeza para quitar todas aquellas absurdas ideas y siguió secando vasos. Las personas seguían llegando y cada vez eran la demanda de bebidas. Te pagan extra Luxx. No te exasperes, recuerda que te pagan extra.
- Por fin - murmuró casi inaudiblemente, cuando el espec´taculo dio comienzo. Las personas que estaban en la barra, procedieron a tomar sus vasos y acercarse al escenario, lo que logró que los bartenders que estaban allí, incluyendo la morena, se vieran un poco más aliviados. Por lo menos tendrían tiempo de descansar un poco. Luxx aprovechó para tomar una botella de agua mineral y beber rápidamente. Se retocó un poco su maquillaje, y entabló una corta conversación con uno de sus colegas. Sirvió unas bebidas más, y luego se apoyó en la barra, aprovechando aquellos breves descansos. Parecía que cada cual estuviese sumergido en su propio mundo. Todos hablaban con todos y a la vez nadie hablaba con nadie. Fue en ese momento, en que su mente volaba muy lejos de allí, cuando lo vio. Tan endemoniadamente guapo; con aquella sonrisa tan irresistible, capaz de sacarle la respiración. Podía darse cuenta de las mujeres que se le quedaban observando; y realmente no las culpaba. Ella misma estaba algo,demasiado, encandilada en él. Perdida en aquellos ojos que la hacían estremecer. Sonrío de lado, ocultando aquellas cosas, y su mano tomó uno de los vasos limpios. - ¿Le sirvo algo?
Miro distraídamente hacía su alrededor, sin admitir que esta buscando a alguien. Alguien a quien extrañaba de forma casi dolorosa, pero que nunca en su vida lo admitiría. Días atrás, Åke le había confirmado su asistencia a aquel evento. Así que no tardaría en llegar allí. No pudo evitar hacer una mueca al imaginar alguna risa por su parte cuando la viera vestida de esa forma. Bueno, por lo menos lo escucharé reír pensó en su fuero interno, mientras se inclinaba un poco para escuchar la petición de otro de los invitados. Absenta. Aún no llegaba a la medianoche y ya querían a comenzar a beber, bebidas fuertes; mas no dijo nada y luego de asentir, se dedicó a servirle lo que le pedían, y a limpiar rápidamente la barra para que todo siguiera permaneciendo reluciente. Levantó la vista de los vasos que había comenzado a secar cuando hicieron las presentaciones de los nuevos socios del Velvet. No pudo evitar estremecerse al ver a los dos hombres saludar con un gesto serio. Debían de tener algo raro, porque no pudo evitar sentirse incómoda. Se removió en su lugar y sacudió brevemente su cabeza para quitar todas aquellas absurdas ideas y siguió secando vasos. Las personas seguían llegando y cada vez eran la demanda de bebidas. Te pagan extra Luxx. No te exasperes, recuerda que te pagan extra.
- Por fin - murmuró casi inaudiblemente, cuando el espec´taculo dio comienzo. Las personas que estaban en la barra, procedieron a tomar sus vasos y acercarse al escenario, lo que logró que los bartenders que estaban allí, incluyendo la morena, se vieran un poco más aliviados. Por lo menos tendrían tiempo de descansar un poco. Luxx aprovechó para tomar una botella de agua mineral y beber rápidamente. Se retocó un poco su maquillaje, y entabló una corta conversación con uno de sus colegas. Sirvió unas bebidas más, y luego se apoyó en la barra, aprovechando aquellos breves descansos. Parecía que cada cual estuviese sumergido en su propio mundo. Todos hablaban con todos y a la vez nadie hablaba con nadie. Fue en ese momento, en que su mente volaba muy lejos de allí, cuando lo vio. Tan endemoniadamente guapo; con aquella sonrisa tan irresistible, capaz de sacarle la respiración. Podía darse cuenta de las mujeres que se le quedaban observando; y realmente no las culpaba. Ella misma estaba algo,
Luxx A. Afrodakis
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
¿Qué se puede decir de una fiesta de esta categoria? Gente rica, empresarios ricos que desde luego tenían puestos ya sus ojos en lo que pasaría aquella noche, e incluso otro tipo de intereses que a la larga simplemente les podrian beneficiar. No obstante, Andrei tenia varios intereses allí aquella noche. Por un lado, su posición acomodada le brindaba un acceso tranquilo al sitio, salvo por el hecho que al deslizarse por la entrada, numerosos focos le iluminaron, en este caso paparazzi en busca de alguna exclusiva o algo.
Tenia desde luego suerte de ser una imagen poco conocida, solamente alguien que podia permitirse el lujo de tener varias obras de arte privadas en su casa, y una posición económicamente buena. No obstante, no solo era la fiesta lo que Andrei buscaba aquella noche, no.
¿Qué hacia alguien como él? Estafar a la gente, timarles de tal manera que invirtieran en falsas propuestas, en falsas empresas para posteriormente agenciarse todo el dinero para él, y únicamente para él y sus propios fines y caprichos. No obstante, no negaria que tampoco buscaba una noche de relax, una noche de descanso apartada de todas las trubulencias del mundo. Simplemente debía dejarse llevar.
Cuando Andrei entró, lo primero que vislumbró fue a mucha gente, muchas personas atendiendo el lugar, camareras con deslumbrantes vestimentas, que sin duda harían que más de uno se planteara muy seriamente el volver a casa esa noche, seguramente se planterian simplemente tomarlas y disfrutar de una larga noche allí. A fin de cuentas, a veces allí, el anonimato privaba ante todo. También había mucha seguridad, algo de lo que estuvo que estar muy atento. A medida que se fue internando en el lugar, llendo directo hacia la barra de consumiciones:
- Compañero, un buen vaso del mejor whisky que tengas - prefirió pedirlo en la barra, abriéndose paso entre un par de borrachos que ya estaban dejando sus miradas en varias camareras.
No obstante, varios gritos llamaron su atención, sin duda la atención de los focos comenzaban a centrarse. Aun no había visto a nadie conocido, estaba demasiado centrado en el trabajo y demasiado centrado en pasar desapercibido. La presentación de los nuevos socios del Velvet, y allí estaba ella, Cameron. Sonrió ligeramente, mientras tomaba su vaso de whisky con toda la tranquilidad del mundo y daba un buen trago a este, ¿iria a saludarla? ¿A invitarla a unas cuantas copas y después...? Frunció el ceño, cuando la observó con alguien más. Chasqueó la lengua, ¿cómo reaccionar ante la situación? Se quedó verdaderamente perplejo, ¿la obligaria a marcharse? No, tenía en mente otro planteamiento tal vez más maquiavélico, su mente comenzó a trabajar, mientras su mirada recorria nuevamente el lugar.
Solamente una conocida más, su "jefa", o más bien compañera de negocios, desgracias e intereses comunes. Robbin Lear. ¿Táctica de los celos? No, no iba a caer tan bajo, no era su estilo y él mismo se consideraba un caballero pasado de moda, ¿o no?
Apartó aquellos pensamientos de su mirada, y buscó con su mirada a sus primeras víctimas, aunque se mantenía en su posición, acomodado, controlando de vez en cuando los movimientos de Cameron. ¿Enrabietado? Posiblemente.
Tenia desde luego suerte de ser una imagen poco conocida, solamente alguien que podia permitirse el lujo de tener varias obras de arte privadas en su casa, y una posición económicamente buena. No obstante, no solo era la fiesta lo que Andrei buscaba aquella noche, no.
¿Qué hacia alguien como él? Estafar a la gente, timarles de tal manera que invirtieran en falsas propuestas, en falsas empresas para posteriormente agenciarse todo el dinero para él, y únicamente para él y sus propios fines y caprichos. No obstante, no negaria que tampoco buscaba una noche de relax, una noche de descanso apartada de todas las trubulencias del mundo. Simplemente debía dejarse llevar.
Cuando Andrei entró, lo primero que vislumbró fue a mucha gente, muchas personas atendiendo el lugar, camareras con deslumbrantes vestimentas, que sin duda harían que más de uno se planteara muy seriamente el volver a casa esa noche, seguramente se planterian simplemente tomarlas y disfrutar de una larga noche allí. A fin de cuentas, a veces allí, el anonimato privaba ante todo. También había mucha seguridad, algo de lo que estuvo que estar muy atento. A medida que se fue internando en el lugar, llendo directo hacia la barra de consumiciones:
- Compañero, un buen vaso del mejor whisky que tengas - prefirió pedirlo en la barra, abriéndose paso entre un par de borrachos que ya estaban dejando sus miradas en varias camareras.
No obstante, varios gritos llamaron su atención, sin duda la atención de los focos comenzaban a centrarse. Aun no había visto a nadie conocido, estaba demasiado centrado en el trabajo y demasiado centrado en pasar desapercibido. La presentación de los nuevos socios del Velvet, y allí estaba ella, Cameron. Sonrió ligeramente, mientras tomaba su vaso de whisky con toda la tranquilidad del mundo y daba un buen trago a este, ¿iria a saludarla? ¿A invitarla a unas cuantas copas y después...? Frunció el ceño, cuando la observó con alguien más. Chasqueó la lengua, ¿cómo reaccionar ante la situación? Se quedó verdaderamente perplejo, ¿la obligaria a marcharse? No, tenía en mente otro planteamiento tal vez más maquiavélico, su mente comenzó a trabajar, mientras su mirada recorria nuevamente el lugar.
Solamente una conocida más, su "jefa", o más bien compañera de negocios, desgracias e intereses comunes. Robbin Lear. ¿Táctica de los celos? No, no iba a caer tan bajo, no era su estilo y él mismo se consideraba un caballero pasado de moda, ¿o no?
Apartó aquellos pensamientos de su mirada, y buscó con su mirada a sus primeras víctimas, aunque se mantenía en su posición, acomodado, controlando de vez en cuando los movimientos de Cameron. ¿Enrabietado? Posiblemente.
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Volví a mirar el vestido que reposaba sobre mi cama y a suspirar. Odiaba aquello. Pero por otro lado estaba expectante, nerviosa, deseosa... Aquella noche prometía, sin duda. Hacía semanas que en la central sabíamos de la fiesta de aniversario del Velvet, desde luego iba a ser la mejor ocasión para intervenir porque sin duda todos los socios, accionista, clientes VIP y trabajadores estarían esa noche... Y eso era solo la cara legal del local. Seguramente los traficantes y criminales relacionados con el blanqueo de dinero, trata de blancas y venta de drogas estarían. Pero las opiniones habían estado divididas. Marlene opinaba que era demasiado pronto y que los vigilaban y lo cierto era que nunca encontraríamos tantas medidas de seguridad como esa noche... Solución: ir de forma disimulada, haciéndonos pasar por clientes y estar preparados para lo que se diera.
No había sido difícil que los policías infiltrados lograran invitaciones y sin comerlo ni beberlo más de media comisaría estaba allí metida, atentos a cualquier oportunidad y bien comunicados. Finalmente pasé el vestido por mi cabeza con cuidado de no deshacer el peinado que tanto sufrimiento y horas de peluquería me había costado, eso y el maquillaje... No lo veía necesario pero pensando en la gente que frecuentaba el lugar un día normal tuve que replanteármelo y admitir que sería necesario, eso y un vestido que costara dos meses de sueldo. Aquello si que dolió. Al menos era cómodo, de color blanco y corte asimétrico que me permitía una libertad de movimientos agradable, además de ocultar perfectamente mi arma... Si algo había aprendido en mi última visita al Velvet era a no ir sin mi pistola. Y eso me hizo sonreír por la idea de los antifaces, menos mal, ya había tenido el honor de conocer a algunos de los socios y sabían quién era y a lo que me dedicaba, seguro que con aquellas pintas y el antifaz ni repararían en mi...
Llegué al lugar en un coche de lujo de decomisos, se suponía debíamos aparentar ser parte de la clientela selecta del lugar y estaba haciéndolo, o eso esperaba al caminar por la sala en busca de algún conocido, viendo a los lejos a Seeley y un poco más allá a Marlene... Me acerqué a ellos lentamente por culpa de la gran multitud que se hallaba en el lugar, el cual estaba decorado de forma impecable y hermosa, incluso dando un toque de pureza a un lugar corrompido hasta los cimientos. Aquello me asqueaba tanto que para ocultar la mueva de mis labios tuve que tomar una de las muchas copas de burbujeante y dorado champagne que un camarero paseaba por la sala en una bandeja. No bebí, al fin y al cabo estaba de servicio pero llevarme la copa a los labios me bastó para disimular, al fin y al cabo debíamos mezclarnos entre la gente y hacer lo que ellos, si ellos bebían al menos habría que aparentar dar un traguito ¿No?
No había sido difícil que los policías infiltrados lograran invitaciones y sin comerlo ni beberlo más de media comisaría estaba allí metida, atentos a cualquier oportunidad y bien comunicados. Finalmente pasé el vestido por mi cabeza con cuidado de no deshacer el peinado que tanto sufrimiento y horas de peluquería me había costado, eso y el maquillaje... No lo veía necesario pero pensando en la gente que frecuentaba el lugar un día normal tuve que replanteármelo y admitir que sería necesario, eso y un vestido que costara dos meses de sueldo. Aquello si que dolió. Al menos era cómodo, de color blanco y corte asimétrico que me permitía una libertad de movimientos agradable, además de ocultar perfectamente mi arma... Si algo había aprendido en mi última visita al Velvet era a no ir sin mi pistola. Y eso me hizo sonreír por la idea de los antifaces, menos mal, ya había tenido el honor de conocer a algunos de los socios y sabían quién era y a lo que me dedicaba, seguro que con aquellas pintas y el antifaz ni repararían en mi...
Llegué al lugar en un coche de lujo de decomisos, se suponía debíamos aparentar ser parte de la clientela selecta del lugar y estaba haciéndolo, o eso esperaba al caminar por la sala en busca de algún conocido, viendo a los lejos a Seeley y un poco más allá a Marlene... Me acerqué a ellos lentamente por culpa de la gran multitud que se hallaba en el lugar, el cual estaba decorado de forma impecable y hermosa, incluso dando un toque de pureza a un lugar corrompido hasta los cimientos. Aquello me asqueaba tanto que para ocultar la mueva de mis labios tuve que tomar una de las muchas copas de burbujeante y dorado champagne que un camarero paseaba por la sala en una bandeja. No bebí, al fin y al cabo estaba de servicio pero llevarme la copa a los labios me bastó para disimular, al fin y al cabo debíamos mezclarnos entre la gente y hacer lo que ellos, si ellos bebían al menos habría que aparentar dar un traguito ¿No?
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Invitado
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Aquello no me gustaba nada. Hasta donde tenía entendido, muchos efectivos de la policía iban a estar metidos en la fiesta de aniversario del Velvet. No era algo que supiera de primera mano, que desde que había empezado mi labor de encubierto había dejado de lado las reuniones informativas y cualquier cosa que pudiese hacer que las personas que no convenían uniesen puntos hasta descubrir quién era en realidad y qué era lo que pretendía. Y por supuesto, la mejor manera de dejar a esas personas en la ignorancia era dejar a todo el resto del mundo en la oscuridad, con un par de excepciones que sabía que no bastarían para conectarme con aquella identidad que, a pesar de ser mía, estaba tan enterrada que incluso a mí mismo me sería muy difícil recuperar cuando el momento llegase. El caso era que de la operación que pretendía llevarse a cabo aquella noche me había informado Micaela por nuestros canales internos, siendo ella uno de los pocos vínculos que tenía con el departamento.
Y no me gustaba. Podían racionalizarlo como se les diera la gana, pero los hechos eran que la mayoría de las pruebas que existían contra el club estaban estrechamente ligadas con los socios que ya no figuraban, y ni siquiera ellas habían sido suficientes en su momento como para hacer algo. Ahora figuraban tres personas a quienes de momento no se les podía rastrear nada, siendo uno un extranjero recién llegado y los otros dos personas que habían ascendido desde la base de la pirámide en la que se apoyaba el club con medios poco convencionales pero de los que aún no se lograba sacar nada en limpio. Por una parte estaba Cameron Hunter, emergiendo desde la posición de scort a ser una socia. Muy poco convencional y por demás extraño. Por otro lado, Zebastian Zolezzi, y lo que menos se decía por los rincones del club era que ese ascenso había sido un simple capricho de parte de Anneli. Fuera capricho o no, sin embargo, seguía siendo un enorme golpe a las investigaciones, precisamente por lo poco que podría saber él de cómo se manejaban las cosas en aquel sitio.
Era un mal movimiento. Me lo repetía una y otra vez, pero eso no podía impedir que fuese a asistir al evento. Había recibido mi invitación como cliente frecuente, y en realidad no tenía razones para no asistir. Así que me había vestido de manera un poco más formal que lo frecuente y había llegado hasta el club en mi automóvil, dejándolo en el estacionamiento, tomando la máscara que tenía en el asiento de al lado, la única que había encontrado a última hora al recordar que la fiesta los iba a utilizar, y colocándola sobre mi rostro, ocultando buena parte de él. Descendí del vehículo y entré con las manos en los bolsillos. Hubieron enseguida algunos rostros reconocibles, como el de Micaela que esperaba en la puerta, sabía que no a mí. También un par de efectivos de la policía que conocía por expedientes más que por otra cosa. La mayoría probablemente no me reconocería a mí. Menos aún con la máscara. Una máscara sobre otra máscara, la de mi identidad falsa pero tan válida como cualquiera, de hecho más válida legalmente en esos momentos que mi identidad original. Kjell Larsson acababa de llegar a la fiesta mientras se presentaba a los socios, y como tal me fui a ocupar un lugar en una mesa.
Y no me gustaba. Podían racionalizarlo como se les diera la gana, pero los hechos eran que la mayoría de las pruebas que existían contra el club estaban estrechamente ligadas con los socios que ya no figuraban, y ni siquiera ellas habían sido suficientes en su momento como para hacer algo. Ahora figuraban tres personas a quienes de momento no se les podía rastrear nada, siendo uno un extranjero recién llegado y los otros dos personas que habían ascendido desde la base de la pirámide en la que se apoyaba el club con medios poco convencionales pero de los que aún no se lograba sacar nada en limpio. Por una parte estaba Cameron Hunter, emergiendo desde la posición de scort a ser una socia. Muy poco convencional y por demás extraño. Por otro lado, Zebastian Zolezzi, y lo que menos se decía por los rincones del club era que ese ascenso había sido un simple capricho de parte de Anneli. Fuera capricho o no, sin embargo, seguía siendo un enorme golpe a las investigaciones, precisamente por lo poco que podría saber él de cómo se manejaban las cosas en aquel sitio.
Era un mal movimiento. Me lo repetía una y otra vez, pero eso no podía impedir que fuese a asistir al evento. Había recibido mi invitación como cliente frecuente, y en realidad no tenía razones para no asistir. Así que me había vestido de manera un poco más formal que lo frecuente y había llegado hasta el club en mi automóvil, dejándolo en el estacionamiento, tomando la máscara que tenía en el asiento de al lado, la única que había encontrado a última hora al recordar que la fiesta los iba a utilizar, y colocándola sobre mi rostro, ocultando buena parte de él. Descendí del vehículo y entré con las manos en los bolsillos. Hubieron enseguida algunos rostros reconocibles, como el de Micaela que esperaba en la puerta, sabía que no a mí. También un par de efectivos de la policía que conocía por expedientes más que por otra cosa. La mayoría probablemente no me reconocería a mí. Menos aún con la máscara. Una máscara sobre otra máscara, la de mi identidad falsa pero tan válida como cualquiera, de hecho más válida legalmente en esos momentos que mi identidad original. Kjell Larsson acababa de llegar a la fiesta mientras se presentaba a los socios, y como tal me fui a ocupar un lugar en una mesa.
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Kjell K. Karlsson
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Mente fría, eso era lo que debía tener. Ambos sabíamos a lo que nos enfrentábamos al haber decidido continuar con aquella relación a pesar de todo y estaba dispuesta a actuar como bien lo estaba haciendo el, no seria la primera vez que interpretaría algún papel para poder pasar desapercibida y esta por supuesto no era la excepción. No iba a negar que por un momento su frialdad me golpeo como un cachetazo en la mejilla pero rápidamente comprendí de que se trataba y recordé lo pactado. No era su mujer, era simplemente su acompañante, la hetaira que había elegido para pasar aquella velada en tan importante acontecimiento. -buenas noches Alphonse, tu no te queda atrás, estas muy elegante y apuesto esta noche- respondí sin mirarlo a los ojos ya q de lo contrario no podría continuar con aquello. No me agradaba la idea de que nos mantuviéramos tan distantes pero ambos sabíamos que era sumamente importante. Respire profundamente después de la intensidad de aquel beso aceptando que era solo uno más.
Tome su brazo con la seriedad que me conferían aquellos eventos a los cuales detestaba, el vestido me quedaba incomodo y sentía que en cualquier momento me caería a causa de la extensión del mismo y de los tacones por supuesto. Me aferre mas aun a el y avance mirando alrededor, inspeccionando mas que nada el ambiente, nada se me podía escapar aquella noche o estaría muerta, la vida de mi hija pendía de un hilo y por supuesto lo aferraria con uñas y dientes.
Mi rostro giro a la derecha percatándome de la presencia de Seeley, primer suspiro de alivio, al menos no me encontraba sola esa noche. Sabia que todos estaríamos presentes pero hasta no confirmar la posición de cada uno no estaría relajada, si es que podía estarlo en algún momento. Incline apenas la cabeza en forma de saludo esperando que se percatara de aquel pequeño gesto, el cual nos había tomado tiempo en focalizar. – claro – dije sonriéndole apenas, prefería estar en cualquier otro lugar antes que ahí y con el por supuesto pero en otra actitud.
A medida que íbamos avanzando hacia el interior del salón podía reconocer rostros algo familiares en el habitué del velvet hasta que vi a Ake, serio como siempre, distante, perceptivo, mi compañero dentro de este lugar del infierno, sonreí apenas, no estaba sola, no solo me protegía el hombre a quien amaba sino que podía contar con mis “guardaespaldas” tenia que reconocerlo, sola no hubiera podido.
Mi mirada se cruzo con la de mi mejor amigo, mi vecino a quien le dedique un guiño de ojo casi imperceptible acompañado de la mordida de mis labios. Un lenguaje que habíamos diseñado entre nosotros desde hacia años. “todo esta tranquilo y relajado” quise decir y asentí en forma de saludo. Volví a sonreír mientras tomaba la copa que me alcanzaba Alphonse – ya lo creo… - “mi amor” hubiera querido decir pero preferí callar esperando que todo acabara pronto. El verlo tan expectante y alegre ante esa gente me producía rabia, desconfianza y hasta celos. Estaría bien lo que hacíamos? Suspire apenas, no quería que notara mis dudas.
Alce la copa para beber un poco al momento que mis ojos se cruzaban con los de una rubia hermosa, me costo un momento descubrir a Hayley debajo de ese vestido blanco, estaba sumamente hermosa. La mire un momento como tratando de leer su mente “tranquilos, no cometan una estupidez” pensé recordando una de las discusiones que habíamos tenido con respecto a las actuaciones aquella noche. Me aferre mas al brazo de Al, era lo único que podía hacer, sentir su cuerpo cerca de mi y su aroma mientras mis sentidos estaban latentes pendientes de cada movimiento dentro de aquellas cuatro paredes.
Tome su brazo con la seriedad que me conferían aquellos eventos a los cuales detestaba, el vestido me quedaba incomodo y sentía que en cualquier momento me caería a causa de la extensión del mismo y de los tacones por supuesto. Me aferre mas aun a el y avance mirando alrededor, inspeccionando mas que nada el ambiente, nada se me podía escapar aquella noche o estaría muerta, la vida de mi hija pendía de un hilo y por supuesto lo aferraria con uñas y dientes.
Mi rostro giro a la derecha percatándome de la presencia de Seeley, primer suspiro de alivio, al menos no me encontraba sola esa noche. Sabia que todos estaríamos presentes pero hasta no confirmar la posición de cada uno no estaría relajada, si es que podía estarlo en algún momento. Incline apenas la cabeza en forma de saludo esperando que se percatara de aquel pequeño gesto, el cual nos había tomado tiempo en focalizar. – claro – dije sonriéndole apenas, prefería estar en cualquier otro lugar antes que ahí y con el por supuesto pero en otra actitud.
A medida que íbamos avanzando hacia el interior del salón podía reconocer rostros algo familiares en el habitué del velvet hasta que vi a Ake, serio como siempre, distante, perceptivo, mi compañero dentro de este lugar del infierno, sonreí apenas, no estaba sola, no solo me protegía el hombre a quien amaba sino que podía contar con mis “guardaespaldas” tenia que reconocerlo, sola no hubiera podido.
Mi mirada se cruzo con la de mi mejor amigo, mi vecino a quien le dedique un guiño de ojo casi imperceptible acompañado de la mordida de mis labios. Un lenguaje que habíamos diseñado entre nosotros desde hacia años. “todo esta tranquilo y relajado” quise decir y asentí en forma de saludo. Volví a sonreír mientras tomaba la copa que me alcanzaba Alphonse – ya lo creo… - “mi amor” hubiera querido decir pero preferí callar esperando que todo acabara pronto. El verlo tan expectante y alegre ante esa gente me producía rabia, desconfianza y hasta celos. Estaría bien lo que hacíamos? Suspire apenas, no quería que notara mis dudas.
Alce la copa para beber un poco al momento que mis ojos se cruzaban con los de una rubia hermosa, me costo un momento descubrir a Hayley debajo de ese vestido blanco, estaba sumamente hermosa. La mire un momento como tratando de leer su mente “tranquilos, no cometan una estupidez” pensé recordando una de las discusiones que habíamos tenido con respecto a las actuaciones aquella noche. Me aferre mas al brazo de Al, era lo único que podía hacer, sentir su cuerpo cerca de mi y su aroma mientras mis sentidos estaban latentes pendientes de cada movimiento dentro de aquellas cuatro paredes.
M. Marlene Makinen
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Mis dedos tamborileaban sobre la fina superfície de vidrio mientras aguardaba que la cajera consiguiera algo de cambio. En ocasiones como estas deseaba tener un tarjeta de crédito ya que sólo habría tenido que firmar o poner mi clave de seguridad para luego poder marcharme tranquila pero, yo odiaba los créditos o los préstamos pues había aprendido desde muy temprano que estos son una tramposa tela de araña y una vez que nos enredamos en ella no podemos escapar.
La muchacha regresó con el dinero y me pidió disculpas por la demora exhibiendo una sonrisa de inseguridad. ¿Tan feróz lucía? Sí, es cierto que estaba impaciente pero no me imaginaba que tanto como para ponerla nerviosa.
Había ya dejado la tienda detrás de mí cuando escuché un sonido ahogado proveniente de mi cartera; metí mi mano en ella tanteando en busca de mi celular, tardaba tanto en encontrarlo que temía perder la llamada y para mi desgracia así fue. Observaba con preocupación la pantalla del pequeño aparato preguntándome si volverían a llamar. Al revisar la lista de llamadas perdidas pude conferir que el número era privado e inmediatamente sentí un peso en el estómago, era como si éste contuviera un sólido pedazo de asfalto. El familiar sonido de un bandoneón llegó a mis oídos y apreté el botón verde para contestar.
-¿Hola?-
-¡Anneliesse! Gracias a Dios al fin respondiste mi llamada...- Su voz sonaba mortificada.
-Lo siento tío... Dime, ¿Cómo está Elizabeth?- Lo oí carraspear un poco antes de responderme
-De eso te quería hablar Liesse... Mira, creo que lo mejor sería que vengas a despedirte, no sé cuánto tiempo más tu hermana... podrá aguantar...- dictaminó tartamudeando al pronunciar las últimas palabras.
Una sensación vertiginosa se apoderó de mí mientras yo guardaba silencio por unos segundos las siguientes palabras que salieron atropelladas de mi boca eran en un tono severo.
-¡No! ¡No te puedes dar por vencido! No me puedes decir eso... Tiene que haber alguna salida, algo debe haber...-
-Bu... Bueno... Al parecer hay un nuevo remedio pero es demasiado costoso, yo no lo puedo pagar Liesse y además no hay garantías de que eso la salvará...-respondió mostrándose claramente desesperanzado.
-¿Cuánto es?-
-Liesse no creo que tú tampoco puedas... Es realmente demasiado costoso...-.
Bufé con impaciencia antes de insistir.
-¿Cuánto es?-
-Liesse realmente no podrías-
-Sólo dime cuánto es, no es tan difícil- replicé dejando en claro que él no tenía otra opción.
El soltó un hondo suspiro dándose por vencido antes de contestarme
-Treinta y cinco mil dólares...-
-Dile a Bethy que los conseguiré, que resista-Me esforzaba para contener el torrente lágrimas que amenazaba con escapar de mis ojos.
-¿Qué vas hacer Anneliesse?- me cuestionó de un modo desconfiado como si adivinara cada uno de mis actos.
-Mira tío, no te preocupes por mí, tú sólo cuida mucho a Elizabeth y ahora debo irme porque llego tarde a un compromiso- Concluí la llamada sin darle tiempo de que dijera algo. Estaba dispuesta a vender mi alma para poder salvar a mi hermana y él no podría impedírmelo.
En cada rincón del camarín se sentía el aroma de mi nueva adquisición. Heché una última mirada al espejo y vi en él el reflejo de mi rostro algo demacrado pese a los esfuerzos que había hecho para disimularlo con algo de maquillaje.
Me adentré en la fiesta mezclándome entre la muchedumbre sintiéndome segura de que las luces de Velvet y el delicado vestido que favorecía mi silueta me ayudara a que no notaran la palidez de mi piel.
La muchacha regresó con el dinero y me pidió disculpas por la demora exhibiendo una sonrisa de inseguridad. ¿Tan feróz lucía? Sí, es cierto que estaba impaciente pero no me imaginaba que tanto como para ponerla nerviosa.
Había ya dejado la tienda detrás de mí cuando escuché un sonido ahogado proveniente de mi cartera; metí mi mano en ella tanteando en busca de mi celular, tardaba tanto en encontrarlo que temía perder la llamada y para mi desgracia así fue. Observaba con preocupación la pantalla del pequeño aparato preguntándome si volverían a llamar. Al revisar la lista de llamadas perdidas pude conferir que el número era privado e inmediatamente sentí un peso en el estómago, era como si éste contuviera un sólido pedazo de asfalto. El familiar sonido de un bandoneón llegó a mis oídos y apreté el botón verde para contestar.
-¿Hola?-
-¡Anneliesse! Gracias a Dios al fin respondiste mi llamada...- Su voz sonaba mortificada.
-Lo siento tío... Dime, ¿Cómo está Elizabeth?- Lo oí carraspear un poco antes de responderme
-De eso te quería hablar Liesse... Mira, creo que lo mejor sería que vengas a despedirte, no sé cuánto tiempo más tu hermana... podrá aguantar...- dictaminó tartamudeando al pronunciar las últimas palabras.
Una sensación vertiginosa se apoderó de mí mientras yo guardaba silencio por unos segundos las siguientes palabras que salieron atropelladas de mi boca eran en un tono severo.
-¡No! ¡No te puedes dar por vencido! No me puedes decir eso... Tiene que haber alguna salida, algo debe haber...-
-Bu... Bueno... Al parecer hay un nuevo remedio pero es demasiado costoso, yo no lo puedo pagar Liesse y además no hay garantías de que eso la salvará...-respondió mostrándose claramente desesperanzado.
-¿Cuánto es?-
-Liesse no creo que tú tampoco puedas... Es realmente demasiado costoso...-.
Bufé con impaciencia antes de insistir.
-¿Cuánto es?-
-Liesse realmente no podrías-
-Sólo dime cuánto es, no es tan difícil- replicé dejando en claro que él no tenía otra opción.
El soltó un hondo suspiro dándose por vencido antes de contestarme
-Treinta y cinco mil dólares...-
-Dile a Bethy que los conseguiré, que resista-Me esforzaba para contener el torrente lágrimas que amenazaba con escapar de mis ojos.
-¿Qué vas hacer Anneliesse?- me cuestionó de un modo desconfiado como si adivinara cada uno de mis actos.
-Mira tío, no te preocupes por mí, tú sólo cuida mucho a Elizabeth y ahora debo irme porque llego tarde a un compromiso- Concluí la llamada sin darle tiempo de que dijera algo. Estaba dispuesta a vender mi alma para poder salvar a mi hermana y él no podría impedírmelo.
En cada rincón del camarín se sentía el aroma de mi nueva adquisición. Heché una última mirada al espejo y vi en él el reflejo de mi rostro algo demacrado pese a los esfuerzos que había hecho para disimularlo con algo de maquillaje.
Me adentré en la fiesta mezclándome entre la muchedumbre sintiéndome segura de que las luces de Velvet y el delicado vestido que favorecía mi silueta me ayudara a que no notaran la palidez de mi piel.
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Última edición por Anneliesse Dumont el Lun Oct 15, 2012 9:59 pm, editado 1 vez
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Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Las conversaciones en voz alta mezclándose con los caros perfumes de las mujeres que estaban en el local, con el humo espeso de los cigarros que ascendía siguiendo las corrientes de viento invisibles. Caminar entre los asistentes intentando memorizar cada rostro, cada traje, cada mirada fuera de lugar. El cigarrillo de mis labios se consumía poco a poco mientras intentaba de todas las formas posibles acercarme a ella, esquivando a gente trajeada y a mujeres con vestidos de fiesta. Un segundo en el que coincidió nuestra mirada, atracción irrefrenable. Una calada más mientras acababa de acercarme a ella, entre tanto personal. La miré, me fijé en su vestido, ese que ya me había dicho que no le gustaba y me sonreí para los adentros. De todas formas está guapa. -Buenas noches, Luxx. -Autocontrol para no acercarme hasta sus labios, en aquel sitio, al menos debíamos comportarnos delante de todo el mundo. Evitar lo que sería un saludo normal entre nosotros, un beso suave sin ir más allá. -Un vodka, por favor. -El habitual, como siempre, ese líquido del Este de Europa que calentaba las entrañas de más de uno en pleno invierno. Mientras esperaba que ella me sirviera la bebida intenté buscar a otros policías en el lugar, suponía que debíamos de contactar de alguna forma para intentar hacer algo aquella noche. Encontrar a alguien, Booth, Karlsson, Mar, a quien fuera. De algún modo debíamos sacar provecho de aquella noche, de que los dueños estuvieran allí. Averiguar cosas, obtener información importante. Para nosotros aquella fiesta no debía ser sólo eso, debíamos ir más allá. Estábamos trabajando.
El Velvet volvía a ser ese sitio bullicioso, con gente por dóquier, lleno de gente, de vida y de cierto descontrol, aunque ahora pareciera camuflado bajo ese disfraz de elegancia y saber estar. Con sus entrañas podridas por la corrupción, por la sangre, por el dolor de más personas de las que debería. Lo cierto es que tenía ganas de sacar los trapos sucios, de empezar a destruirlo poco a poco, de dar a conocer los negocios que había en el burdel de lujo. El espectáculo había dado comienzo pero no era eso lo que me interesaba, buscaba miradas, reacciones, algo que me hiciera ir atando cabos. Ver quién estaba con quién y comenzar a trazar hilos en el mapa mental que tenía sobre cada uno de los presentes. No iba a ser sencillo conseguir algo nuevo en aquel sitio y rodeado de tantos oídos curiosos, pero de todas formas no teníamos nada que perder. Nada, salvo nuestra máscara de personas normales. Nuestra salvación.
Volvía a mirar a Luxx, observando cómo realizaba su tarea de barwoman. La veía algo agobiada por la gente, por la multitud, por el trabajo que era un no parar. -Tendré que compensarte todo este esfuerzo cuando lleguemos a casa. -Sonreí de lado.- Un masaje. -Y quitarle la tensión con suavidad, dejar que se durmiera bajo el roce de mis manos. Coloqué las manos sobre la barra esperando la bebida para meterme en el papel que me tocaba interpretar aquella noche. Un buen actor, con el guión aprendido de memoria. Ahora tocaba esperar a que empezara la función.
El Velvet volvía a ser ese sitio bullicioso, con gente por dóquier, lleno de gente, de vida y de cierto descontrol, aunque ahora pareciera camuflado bajo ese disfraz de elegancia y saber estar. Con sus entrañas podridas por la corrupción, por la sangre, por el dolor de más personas de las que debería. Lo cierto es que tenía ganas de sacar los trapos sucios, de empezar a destruirlo poco a poco, de dar a conocer los negocios que había en el burdel de lujo. El espectáculo había dado comienzo pero no era eso lo que me interesaba, buscaba miradas, reacciones, algo que me hiciera ir atando cabos. Ver quién estaba con quién y comenzar a trazar hilos en el mapa mental que tenía sobre cada uno de los presentes. No iba a ser sencillo conseguir algo nuevo en aquel sitio y rodeado de tantos oídos curiosos, pero de todas formas no teníamos nada que perder. Nada, salvo nuestra máscara de personas normales. Nuestra salvación.
Volvía a mirar a Luxx, observando cómo realizaba su tarea de barwoman. La veía algo agobiada por la gente, por la multitud, por el trabajo que era un no parar. -Tendré que compensarte todo este esfuerzo cuando lleguemos a casa. -Sonreí de lado.- Un masaje. -Y quitarle la tensión con suavidad, dejar que se durmiera bajo el roce de mis manos. Coloqué las manos sobre la barra esperando la bebida para meterme en el papel que me tocaba interpretar aquella noche. Un buen actor, con el guión aprendido de memoria. Ahora tocaba esperar a que empezara la función.
Última edición por Åke Y. Söderström el Mar Oct 09, 2012 11:44 am, editado 1 vez
Åke Y. Söderström
Mensajes : 498
Re: ¡Helsinki. ¿¡Eliseo o Infierno?!
Escuchar el alma, las corazonadas y escoger de una manera fiel el llamado interno requiere un gran valor. No es fácil tomar los caminos propios, caminos que en muchas ocasiones resultan poco convencionales y nada ceñidos a la sociedad del momento, caminos que no se ajustan a los papeles prestablecidos como correctos por los pares. Se necesita demasiado coraje para no tener que vivir sujetos a la imagen, y desde ahí caminar y no parecer perfectos a los ojos de los demás. Es aberrante ver como el humano se contradice en todo aquello que dice y hace, la raza humana, que suele enorgullecerse por ser criaturas con libertad de decisión siempre se ven cohibidos. -¿convencí a a mis besos de que lo que deseo es malo?- murmuró para ella, completamente sonriente. Aterrizó de nuevo sus pensamientos y suspiró agitando el vaso de escoces que segundos antes le había traído una de las tantas meseras con trajes exóticos que desfilaban por el lugar. Y de nuevo deliró, recordó de manera fulminante como la vida le había dado una paliza, pero aún así ella no seguía de rodillas, había hecho a un lado los obstáculos y no solo los había pasado sino que también los había vuelto trizas, todo eso justo cuando decidió no dar más vueltas infinitas – este es el resultado de tú trabajo Anneli Nurmi y digan lo que digan debes sentirte orgullosa de lo que has logrado- se vanaglorió mientras se deleitaba con su gran obra, con todo el espectáculo que se concebía en este pequeño festejo - la vida es el resultado de lo que hicimos, la manera en como nos manejamos, nuestra ruta de tierra, con tramos difíciles en los que vamos dejando huellas- levanto su vaso y brindo sola por su triunfo, las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaba, así que no se limitaría demostrando lo que por su mente pasaba. Recogió su brazo y llevo su vaso justo hasta sus labios en donde estrecho sus ojos primero para deleitarse con el fino olor de licor, y después, cuando se animo, deleitándose con el suave sabor de su más fino trago.
Abrió sus ojos solo para poder ver a quien no había saludado, de lejos por supuesto, ya que no le interesaba sostener diálogos demasiado obsoletos con los presentes en este momento. A su izquierda y cerca a la barra, pudo observar a una de sus bartender con el supuesto profesor de historia que se había encontrado hace algún tiempo, siempre le había dado mala espina al igual que aquella hetaira, la rubia que esta noche vestía de negro acompañando a su amigo Alphonse, ¿cuanta hipocresía y farsa ambigua podía encontrarse en un solo lugar?. por supuesto estaba Alphonse, uno de sus pocos amigos, aunque desde que andaba tan de lleno con Marlene, su confianza en él había empezado a desvanecer. Danka una de sus mejores VIP’S y el joven que estaba con Alana, le parecía haberlo visto antes rondando en este lugar, y eso le produjo algo de curiosidad al igual que la chica de vestido platinado que había llegado del brazo de un tipo jamás antes visto en el Velvet, lo mejor era que estuviera al margen de los movimientos de algunos extraños que al parecer por “primera vez” frecuentaban el lugar pudo pasarse la noche entera desvariando sobre los motivos que a muchos les había traído a este evento, pero un susurro sobre su oído hizo que su cuerpo estremeciera por completo y que ella girara de inmediato para poder ver el rostro del causante de semejante reacción.
Sonrió al sentir aquel beso sobre su fría y nívea píel –llegas tarde- le dijo a modo de reclamo, sin intentar ocultar la alegría que le daba verle por fin, en ese lugar, acompañándole y ayudándole a enfrentar todo lo que pudiese pasar. Le tomó de la mano y ella giro con elegancia sobre su silla, procediendo luego a levantarse par así poder disfrutar de otra de sus mejores obras de arte –Odio tener que contenerme y comportarme. Se vería mal si me abalanzo hacía tí para besarte?- susurró para él, tan solo para él mientras repasaba su mirada de arriba abajo y de abajo arriba apara encontrar a sus orbes con sus labios. Anneli mantuvo su sonrisa, incluso, se podría decir que ahora la tenía más acentuada, pero era normal, había llegado una de las dos personas que tanto había estado esperando – pensé de repente que no ibas a venir. Tomas asiento o prefieres ir a saludar primero?- señaló una de las sillas vacías, justo la que estaba a su lado, observando entonces como aquella mano con la que le mostraba el lugar temblaba. No sabía que le pasaba, pero de repente un mal presentimiento le estaba haciendo estremecer su alma, y eso hizo que de un momento a otro sintiera lo que hace tanto no sentía, miedo "píes de plomo Nurmi... no confíes en nadie" se reclamó internamente, mientras miraba a Zebastian, esperando su respuesta.
Abrió sus ojos solo para poder ver a quien no había saludado, de lejos por supuesto, ya que no le interesaba sostener diálogos demasiado obsoletos con los presentes en este momento. A su izquierda y cerca a la barra, pudo observar a una de sus bartender con el supuesto profesor de historia que se había encontrado hace algún tiempo, siempre le había dado mala espina al igual que aquella hetaira, la rubia que esta noche vestía de negro acompañando a su amigo Alphonse, ¿cuanta hipocresía y farsa ambigua podía encontrarse en un solo lugar?. por supuesto estaba Alphonse, uno de sus pocos amigos, aunque desde que andaba tan de lleno con Marlene, su confianza en él había empezado a desvanecer. Danka una de sus mejores VIP’S y el joven que estaba con Alana, le parecía haberlo visto antes rondando en este lugar, y eso le produjo algo de curiosidad al igual que la chica de vestido platinado que había llegado del brazo de un tipo jamás antes visto en el Velvet, lo mejor era que estuviera al margen de los movimientos de algunos extraños que al parecer por “primera vez” frecuentaban el lugar pudo pasarse la noche entera desvariando sobre los motivos que a muchos les había traído a este evento, pero un susurro sobre su oído hizo que su cuerpo estremeciera por completo y que ella girara de inmediato para poder ver el rostro del causante de semejante reacción.
Sonrió al sentir aquel beso sobre su fría y nívea píel –llegas tarde- le dijo a modo de reclamo, sin intentar ocultar la alegría que le daba verle por fin, en ese lugar, acompañándole y ayudándole a enfrentar todo lo que pudiese pasar. Le tomó de la mano y ella giro con elegancia sobre su silla, procediendo luego a levantarse par así poder disfrutar de otra de sus mejores obras de arte –Odio tener que contenerme y comportarme. Se vería mal si me abalanzo hacía tí para besarte?- susurró para él, tan solo para él mientras repasaba su mirada de arriba abajo y de abajo arriba apara encontrar a sus orbes con sus labios. Anneli mantuvo su sonrisa, incluso, se podría decir que ahora la tenía más acentuada, pero era normal, había llegado una de las dos personas que tanto había estado esperando – pensé de repente que no ibas a venir. Tomas asiento o prefieres ir a saludar primero?- señaló una de las sillas vacías, justo la que estaba a su lado, observando entonces como aquella mano con la que le mostraba el lugar temblaba. No sabía que le pasaba, pero de repente un mal presentimiento le estaba haciendo estremecer su alma, y eso hizo que de un momento a otro sintiera lo que hace tanto no sentía, miedo "píes de plomo Nurmi... no confíes en nadie" se reclamó internamente, mientras miraba a Zebastian, esperando su respuesta.
Anneli D. Zolezzi
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