La Reunión.

Muchas habían sido las repercusiones desde el instante en que el cadáver de una de las trabajadoras del Velvet 69, apareció en el centro del salón de fiestas. Sin embargo, extrañamente, las acusaciones que salieron contra el afamado cabaret se vieron silenciadas de un día para el otro. Comenzaron a correr rumores de sobornos, y amenazas, pero la policía no pudo encontrar ninguna pista que pudiera dar como factible esas acusaciones; por lo que no les quedó otra opción que no presentar cargos. Días después, una gran donación al Hospital y al Orfanatorio de Helsinki por parte del club, logró que las personas creyeran que solo se había tratado de una penosa casualidad, y que seguramente se trataría de un simple robo, ocurrido en un mal momento. De esa forma, se limpió por completo el nombre del Velvet, y las personas que conocían apenas ese lugar, se dedicaban a hablar de la gran generosidad que tenían. Ilusos ¿no?

Solo cuatro personas saben realmente que no se trato de casualidades, ni de robos. Y una de esas cuatro personas, sospecha quien se encontrarían detrás de todo éso. Es por eso que aquella fría noche de sábado, mientras el cabaret se encuentra en su mejor momento, Anneli Nurmi propone una reunión de emergencia en su despacho. No se encuentra para nada satisfecha, ni siquiera le tranquiliza el hecho de que el nombre de su negocio se encuentra limpio. Tres copas de vino descansan sobre la mesa de su gran escritorio. Un despacho enorme, lujoso y la dueña de todo aquello, sentada en silla. Esperándolos.

Todo lo que había acontecido después del magno evento era muy similar a una partida de ajedrez. Ella le veía así. Solo aquel que tiene la mente más rápida y puede asimilar todo el tablero anticipándose a los movimientos del otro podría salir como ganador. Había llegado la hora de la siguiente jugada y esta sería el contragolpe de parte de ellos, pero no sería algo premeditado y por eso es que había decidido concertar aquella reunión, deseaba desde ya que todo fuera orquestado.

Sus finos y largos dedos golpeteaban suavemente sobre su escritorio, mientras ella yacía sentada detrás del mismo dejando sus volátiles pensamientos navegar en medio de un indomable silencio. Ella observaba hacía un punto fijo con la mirada extraviada, no propiamente porque su mente estuviera ahora en otro contexto, no, no era nada de eso; de hecho, estaba en total sintonía con todo aquello que estaba pasando, más se sentía insegura sobre que hablar primero, si sobre la incauta estrategia planeada o sobre aquella decisión tomada. Igual, sabía de antemano que ninguna de las dos cosas serían del agrado de sus socios. Suspiró y observó su reloj de muñeca, percatándose de que habían pasado más de diez minutos y ninguno había llegado. Maldijo una y otra vez levantándose de su silla y dirigiéndose hacia el mini bar en donde empezó a prepararse algo para tomar, quizás con ello amenizaría la espera.

La Reunión

• Sábado • 1:12Hrs • Velvet 69 • Dueños •

Salió de la oficina con retraso. Esa no había sido su intención pero su traicionera mente la distrajo con los recuerdos de la noche del aniversario. El cuerpo sin vida de aquella trabajadora en plena fiesta produjo cientos de comentarios negativos para el lugar que sumado a las investigaciones que se suscitaron en el instante solo podían significar caos y problemas. Aunque solo basto con repartir un poco de dinero por aquí y por allá para que todo lo que pudiera perjudicar al negocio fuera silenciado. Las cosas volvían a su curso y la tranquilidad se respiraba, al menos, de momento.

Le dio a la puerta unos ligeros golpes con los nudillos para anunciar su presencia antes de introducirse en el despacho donde ya se encontraba Zebastian, con la anfitriona de la reunión, Anneli Nurmi. –Lamento la tardanza.- dijo, cortes. Dando un ligero movimiento de cabeza a modo de saludo mientras cerraba la puerta tras de sí con calma; aun faltaba Falcone y por simple lógica la reunión no se podría iniciar sin él. Durante un breve instante se dedico mirar su alrededor, aunque, en realidad no le prestaba atención a nada más que a la pareja. La castaña pasó la diestra sobre su cabello de forma inconsciente pues ahora su mente se encontraba cual podría haber sido el motivo de llegar a cabo una reunión de este tipo de forma tan apresurada.

La noche, aquella noche parecía ser normal como…. Joder, ¿a quién pretendía engañar?. Después de lo ocurrido en aquel fatídico evento nada en la vida de la trigueña se tornaba normal. Bueno, a eso también había que aumentarle el hecho de que la joven Anne parecía ser alérgica a la normalidad y por ende, aquella joven no podía ser simplemente una ciudadana más en la hermosa y corrupta Helsinki. En fin… se las arreglaba con lo que tenía y procuraba no hacerse a problemas con ello, después de todo, era una sobreviviente y por tanto no estaba concebido en su vida el flaquear así fuese por un segundo, para ella era el ahora o nunca, despertar o morir durmiendo.

En cuanto escuchó los pasos y percibió su aroma, dejó sobre el mini bar el vaso de escoses que se había servido, por poco y se siente descubierta en medio de su pequeño pecado. Giró y con una sonrisa dibujada en sus labios, recibió a Zebastian con el afecto que este se merecía y después de que con su diestra le quitase la huella que había dejado sobre sus labios, le observó con un semblante ceniciento mientras sus pensamientos nuevamente recaían en lo que esperaba –Sé que no es lo acostumbrado, pero quiero que está noche lleves tú el mando- le murmuró con gran sigilo, puesto que en ese mismo momento escuchó el ruido en la puerta lo que le dio el tiempo justo para separarse de Zebastian y dirigirse nuevamente a su silla – Cameron. Adelante, sírvete- señaló las copas que yacían ya sobre la mesa y frunció el ceño al ver llegar a Falcone, “cabrón” –Bien, ya que estamos todos.....-relamió sus labios - ...Pónganse cómodos, ya es hora de que hablemos de negocios-

La tensión y la hostilidad estaban a la orden del día. Se podía observar las miradas recelosas de los socios que dejaban bien en claro lo que sentían el uno por el otro. Desconfianza. Solamente Anneli y una persona más sabían de lo que trataría aquella reunión que marcaría un antes y un después en el manejo y en el mando del Velvet 69. La pregunta que se estaban haciendo los restantes dueños eran la misma. ¿Qué sucedería?

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• Sábado • 1:12Hrs • Velvet 69 • Dueños •

La mujer no dijo nada simplemente se limito a tomar entre sus dedos la copa de vino que había sido dispuesta sobre el escritorio, le dio un ligero sorbo mientras se acomodaba en uno de los sillones que se encontraban por ahí, ignorando a Falcone. El sujeto simplemente no le agradaba, desconfiaba de él pero bueno entre ellos cuatros lo que reinaba era la desconfianza. Entonces, la palabra “negocios” se hizo presente, provocando que la atención de la castaña de ojos grises prestase toda la atención en Anneli. Como coloquialmente se diría: La función estaba por iniciar.

Una fina línea adornaba su rostro, ese par había tardado en dar detalles de los sospechosos de aquel singular “regalo”. Escuchaba hablar a Zolezzi, ella guardaba la información de lo escuchado y aun así sentía faltaba algo más. No le extrañaba ni mucho menos sorprendía que no se estuviera revelando más. Fijo la vista en las tres personas por algunos segundos, pensando en que decir. –Deduzco que esta reunión tan sorpresiva no es más que para hablar sobre la forma del contraataque.- la respuesta fue una afirmación. Una que dejaba ver con mayor notoriedad de la de por si plasmada sobre quien llevaba las riendas del lugar, dejando a los socios, hasta cierto punto como peones en esa partida de ajedrez que se acababa de dar inicio.

Cruzó sus piernas y con sus codos apoyados sobre el reposabrazos y sus manos entrelazadas tan solo se dedicó a escuchar sobre lo que hablaban. Relamió sus carmesí labios e hizo una mueca con los mismos, pues hubiese preferido no intervenir un solo momento, pero las absurdas conclusiones de Luca desafortunadamente lo ameritaban –Falcone…- sonrío con una serenidad tan abrumadora que incluso hacía indescifrable el humor que cargaba en ese momento. Reposó ambas manos sobre sus piernas –dime algo… ¿acaso piensas que lo sucedido en ese evento es solo un juego?- suspiró desilusionada y descruzó sus piernas para así inclinarse hacia su escritorio e para hacer una rápida llamada a su asistente –Mariane. Ya pueden seguir- nuevamente dejo el auricular en su lugar y deslizó sus celestes orbes hacía el rostro de Luca, en particular –Veras. En estas últimas semanas he tenido que invertir una desorbitante suma de dinero para poder seguir manteniendo incluso protegido tú puto trasero. Creo que hasta un niño de 10 años podría descubrir sus verdaderas intenciones... pero bueno, como al parecer solo entiendes con lo gráfico, creo no queda de otra que mostrarte- hizo una pausa cuando escucho como giraban la perilla de la puerta – En lo personal y aunque odie admitirlo, de no haber sido por nuestra rápida reacción- observo de soslayo a Zebastian –estaríamos con la mierda hasta el cuello. – nuevamente se quedo en silencio cunado dos de los hombres de seguridad irrumpieron en la reunión para entrar con una joven amordazada y con evidentes signos de tortura y mutilación. La empujaron con fuerza hacía el centro del salón y esta quedo extendida sobre el mismo, con las manos y vista fijas en el suelo. Anneli se puso más cómoda sobre su silla -Les presento a Jaakkina, bueno aunque su verdadero nombre es Olga. Seguro le habrán visto alguna vez bailando en alguna de las pistas del lugar, e incluso a tí Falcone creo que te ha cumplido uno que otro caprichito sexual- -Puta- irrumpió la chica de manera altiva, haciendo que uno de los guardias entonces le golpeará y consiguierá doblegarle. Anneli frunció el ceño con un desagrado más que notable y retomó la palabra -Bueno, creo que podrán notar que no tiene ni educación, ni buen carácter. Además, supongo que su verdadero nombre ya les produjó curiosidad.- la morena estaba molesta, aunque pretendía que no se notará, pero no solo odiaba el hecho de que dudarán de sus capacidades sino también de que no midieran la magnitud del problema, joder, de no ser porque les necesitaba, hace un buen rato se hubiese deshecho de ellos.

Volvió a quedarse en silencio para dejar así que Zolezzi retomará el control de la reunión.

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• Sábado • Velvet 69 • Dueños •

Mientras los escuchaba hablar un claro pensamiento se cruzaba por la mente de la castaña, algo que hasta la más ingenua de las personas habría adivinado sin tan siquiera saber de qué iba el juego. Los rusos habían encontrado la manera de introducir a su gente entre ellos y era más que claro que debían eliminar a esas personas, aunque, también significaba que debían moverse pronto en un contraataque para eliminar el problema de la raíz. Aquello era simple lógica.

Durante varios segundos se dedicó a observar a esa jovencita que tan familiar le resultaba. En más de una ocasión la vio bailar, entre otras cosas. Acarició el filo de la copa con sus finos dedos, observando el espectáculo que se mostraba. –Quieren todo esto en ruinas.- dijo. Poso la vista en los guardias de seguridad. – ¿Que es lo que ha dicho durante sus sesiones?- pregunto directa. Entonces recordó que muy probablemente Nurmi y Zolezzi ya supieran los pormenores de todo lo que la mujer hubiera mencionado, claro, si es que se logro hacerla hablar.

La trigueña hizo una leve seña con su rostro a los guardias, ya había sido suficiente del espectáculo, ya había mostrado justo lo que quería al resto de socios, así que ya era hora de que se deshicieran de la jovencita, que desafortunadamente no había dicho más de lo que ellos ya sabían. Los guardias le tomaron de ambos brazos y la sacaron arrastrando mientras la rusa gritaba en su idioma, algunos improperios para aquellos que hacían ahora parte de esa reunión. Dos de sus finos dedos frotaron su entrecejo, aquella situación no solo le molestaba sino que también lograba ponerle tensa, y por eso mismo deseaba que todo pronto acabara.

Deslizó uno de sus dedos hacía sus propios labios con los cuales empezó a jugar mientras se dedicaba a escucharle a todos. Zebastian retomó el mando de la reunión con tal sagacidad que logró nuevamente que ella se fuese relajando, y es que todo aquello le molestaba, le molestaba que nadie más actuara y que cuando ellos lo hacían los otros solo se dedicaban a cuestionarles. Soluciones era lo que necesitaban, no preguntas y conclusiones absurdas, esto estaba muy mal, más que mal – Tenemos algunos problemas internos- acotó de inmediato volviendo su mirada hacía Cameron –tenemos a un par de hombres que se han infiltrado entre el personal para hacer averiguaciones – niega lentamente pues aquello que pretendía decirles no era del todo de su agrado, había sido un descuido de ellos y debían afrontarlo – al parecer no solo tenemos policías infiltrados intentando encontrar algo con qué incriminarnos- hizo una pausa y se levanto para servirse un poco de agua, quedando de espaldas a todos ellos – también hay rusos..- se mordió el labio – y no sé qué piensen ustedes, pero creo que ya es hora de que nos vamos deshaciendo de las ratas. Hay que tomar medidas inmediatas o nos veremos todos en graves aprietos. Y cuando digo todos, es todos....- llevo el vaso hacía sus labios y le dio un ligero sorbo, una pequeña punzada le anunciaba una fuerte jaqueca, su último apunte lo habái hecho sobre todo por Luca, puesto que si ellos se hundían, ella no le permitiía que él se desentendiera de todo como si nada. Era vengativa, tanto como un pequeño niño resentido, por tanto de requerirlo le ponía más esmero de lo que justamente se necesitaba – igual ya hemos tomado cartas en el asunto, hemos infiltrado a alguien en sus filas, no nos queda de más que también jugar sucio- suspiro poniendo el vaso sobre el mini bar y se giro para quedar nuevamente frente a ellos - …pero…- observó a Cameron y luego a Luca -… quiero que sepan que quien va estar a cargo de todo, ahora es Zebastian. Así que todo lo que tenga que ver con el Velvet tendrán que tratarlo directamente con él. Yo no voy a estar presente-

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• Sábado • Velvet 69 • Dueños •

La tensión se palpaba en el ambiente, al igual que la hostilidad pero este se hizo aun más perceptible después del anuncio hecho por la dueña del Velvet, Anneli Nurmi. La vista de Cameron se poso sobre la trigueña y luego sobre la de Zolezzi, hasta cierto punto se podría decir que aquello era algo que se veía previsto pero realmente no era así. Ella sabía que se dijera lo que se dijera Nurmi no iba a cambiar de opinión, o mucho menos que le iba a importar, después de todo, todos sabían que la única persona de las tres restantes en esa sala a la cual Anneli le tenía confianza era a Zebastian. No hubo palabra alguna de parte de Falcone, algo que le sorprendió. El silencio se mantuvo un tiempo indefinido, al parecer no había algo que mencionar.

Dio un largo sorbo al vino, relamió sus labios. Se podría decir que la castaña tenía una pequeña duda existencial pero por el momento iba a mantener la boca callada, después de todo si lo que ella pensaba que sucedería llegaba a ocurrir no la tomaría tan de sorpresa. Asintió con la cabeza. –Está bien. Cualquier cosa se hablará con Zolezzi.- se acomodó la vestimenta superficialmente y con aire distraído.

Por ahora quedaba saber que más iba suceder en la reunión o sí por el contrario había llegado a su fin. Todo estaba en el aire.

Un ambiente ambiguo y tenso se podía percibir en aquella habitación, se veía, se olía, se sentía, logrando con ello que los instintos de todos estuviesen completamente alertas, como cuando una fiera esta al asecho de una presa, cada una, esperando el error de la otra para poder atacarle, devorarle, como si de enemigos se tratasen. Dicen que en ocasiones la necesidad te lleva a tomar medidas desesperadas y en este caso con la trigueña había pasado exactamente lo augurado. Aún seguía apática frente al hecho de tener que aceptar gente a la que tratarán a su par dentro de sus dominios, odiaba tener que fragmentar su poder en pequeñas partes y que hubiese una ó dos personas más con casí la misma autoridad que tenía ella. Cruzó sus piernas escuchando a sus tres acompañantes. Extendió su mano y tomó la pequeña copa con agua que llevo hacía sus labios, le ingirió sintiendo el pasar por su garganta de un trago amargo, y no, no era la bebida en sí, era todo aquello que estaba escuchando que le estaba de nuevo alterando –Exactamente Hunter- le murmuró a la castaña sonriéndole con algo de exacerbo – .

Anneli escucho la pregunta de Falcone y no pudo evitar sonreír de soslayo, ¿por qué de repente sentía que lo estaba probando?, “increíble” susurró para ella negando con su rostro con un dejo de diversión por la desfachatez que dejaba en evidencia Luca. Volvió a dejar su bebida sobre la superficie plana en que antes se encontraba y ladeó su rostro para mirar de nuevo a Zebastian, ellos ya habían hablado del asunto en cuestión y por supuesto que tenían un as bajo la manga, no se irían a una de no saber que tenían las herramientas suficientes para ganarla, por algo, ellos aún seguían al mando, mientras que los rusos seguían relegados tras la sombra de su éxito – Bueno de inicio, como ya Zolezzi les ha dicho estamos investigando un poco más a fondo sobre la situación. Ya tenemos dos nombres de unas de las tantas personas que han logrado infiltrarse en nuestra organización y de momento, lo que queremos es ganarnos su confianza y es allí donde deseamos que en inicio Ustedes entren, porque dudo que a Zolezzi y a mí nos tengan confianza- suspiró volviendo a quedar en silencio, pues sentía que a ella no le correspondía dar os detalles de la operación.

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• Sábado • Velvet 69 • Dueños •

La sorpresa de Cameron fue grande -pero no la demostró- al escuchar cómo era Nurmi quien tomaba la palabra en vez de Zolezzi, puesto que se suponía, ahora era él quien estaba al mando. Terminó enarcando una ceja. Las intenciones eran claras, serían Falcone y ella quienes tendrían que acercarse a los infiltrados y engatusarlos para hacer que confiaran en ellos. Iba a hablar pero fue el mismo Luca quien se le adelanto, al parecer ambos tenían el mismo interés en saber qué es lo que la pareja tenía entre manos, puesto que, en sí, eran ellos dos quienes iban a tener que verse cara a cara contra el enemigo. Dejó de lado la copa que tenía en la mano, y se hizo ligeramente hacia delante. -¿Y, además, qué más quieren que hagamos? Está claro que el ganarnos la confianza de esas personas es simplemente el principio de todo. Lógicamente hay más.- y era lo más probable. Debía haber algo más. Hunter miró las carpetas que estaban sobre el escritorio, esperando a que alguno de los se dignara a entregarlas, pues mientras más pronto les entregaran la información más pronto sabrían que les esperaba.