Diario desesperado de una fotografa incoherente
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Diario desesperado de una fotografa incoherente
Pensamos demasiado, sentimos muy poco
El analizar las cosas, siempre ha sido un problema. Tal vez porque nos detenemos demasiado a pensar, y es por eso que la mayoría de las oportunidades se escapan de nuestras vidas, como un puñado de arena en nuestras manos. Con el pasar del tiempo me fui dando cuenta que pensar demasiado era algo inútil. Pero ser impulsiva la mayoría de las veces también lo era. Entonces ¿dónde y cómo se encontraba el equilibrio?. ¿Qué se necesita para tenerlo?. Esas preguntas rondan en mi cabeza cada vez que me siento a pensar lo rápido que esta pasando mi vida y en las pocas cosas que he disfrutado realmente. Pero luego me doy cuenta que, en realidad, no soy yo la que sufre ese tipo de problemas. Millones de personas caminan por la vida de forma acelerada, como robots, y se olvidan de lo que es sentarse en un banco a disfrutar la suave brisa de primavera. El caer de las hojas en otoño. La suave nieve del invierno, o ver el mar en pleno verano. Pequeñas cosas que harían más sencillas nuestras monótonas vidas. Siempre me dije a mi misma que nunca sería una más del montón. Y me frustra pensar que aún no he logrado mi objetivo.
Al analizar mi vida, me di cuenta que sentía muy poco. La coraza que arme alrededor mío es demasiado fuerte, y no permite que muestre lo que siento. Pueden verme con una alegre sonrisa en la cara, y la cruda realidad es que deseo gritar y tirar cosas a diestra y siniestra. ¿Porqué sucede eso?. ¿Porqué no puedo permitirme el sentir un poco?. Fácil. Mi malherido corazón no soportaría otra decepción más. Anya había terminado por romperlo de forma despiadada, dejando a su única hija mujer al borde del abismo. No puedo permitirme llorar por las desgracias pasadas. No lo había echo antes, y no lo haría ahora. Mi vida son mi padre, mi hermano y mi profesión. Mis amigos conocen la parte buena de mi. Y es la que pretendo mostrar. Las pocas veces que quise abrir mi escudo para dejar pasar a alguien termine decepcionada y con un fuerte dolor en mi pecho. Muchas veces la gente se olvida de que soy una chica. Soy alguien frágil que necesita de alguien que la proteja por más que deteste admitirlo en este cuaderno.
Es difícil creer que una chica que tenga amigos invaluables, excepcionales y leales se sienta tan sola. Pero es así. Tal vez porque hace mucho tiempo no siento lo que es tener el calor de una persona a mi lado. Alguien que me quiera de verdad por lo que soy. Una loca fotógrafa de París. Muchos dicen sentirse intimidados por mí y por mi forma de ser; y a pesar de que me importa un carajo lo que digan; duele saber que la verdadera razón por la que me encuentro así es por mi culpa. Y la de mi carácter. Pero, ¿Vale cambiar mi actitud a esta altura de mi vida? . Por supuesto que no. Tampoco seré ese tipo de chicas que anda lamentándose por la vida, con una actitud de emo, queriendo cortarse las venas en cada rincón del lugar. Seré la Jackie de siempre. La que todos conocen. O la que todos creen conocer. Si mi destino es estar sola, lo aceptaré con la boca cerrada. Al fin y al cabo no es la muerte de nadie. ¿No?
Chaplin tiene mucha razón al decir que sentimos muy poco. Por lo menos conmigo es verdad. Creo que es hora de mirar todo alrededor y decir "Al fin de cuentas, todo es un chiste"
Jacqueline A. Matthews
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